El tam-tam se escuchaba desde lejos, ininterrumpido, insistente. Las palmas de quienes se encontraban sentados en el centro del círculo acompañaban el ritmo. Las velas encendidas completaban el ritual.

No. No se trataba de ningún rito primitivo, fue la manera en que sus amigos, parientes, conocidos y vecinos hacían saber que “El Chimu viaja con nosotros”.

Completaban el homenaje las pancartas confeccionadas en PC caseras, con la foto de él y su hija, y un estandarte más grande con la leyenda que decía: “El Chimu viaja con nosotros”.

Claro, doce fueron las víctimas que tuvo San Antonio de Padua en la Tragedia de Once.

No es casualidad, la pequeña ciudad del Partido de Merlo, pueblo-dormitorio, está habitada por gente que se la pasa viajando en el Sarmiento, por TBA; con lo cual  mañana mismo la mayoría de los presentes deberán abordar el Tren Bala Argentino, como lo denominan sarcásticamente desde hace mucho tiempo; y claro, El Chimu y las otras once víctimas, viajarán en el recuerdo de todos.

Todo Padua estaba presente en esa esquina de encuentro –no hay plazas céntricas en Padua–, ubicada a una cuadra de Rivadavia, a una cuadra de TBA. Los amigos de los otros vecinos fueron llegando en delegación al lugar que la familia de Lucas “El Chimu” Menghorini Rey, el último de los desaparecidos de Once, eligió para el exorcismo. También había gente de otros lugares, ya que un aviso pegado en todas las estaciones de TBA convocaba a Noguera e Italia.

El tam-tam me transportaba a las imágenes aparecidas por televisión y a otras imágenes. Allí, en esa misma esquina, hace muchos años se realizó la primera Asamblea Popular de Padua.

Una imagen me trajo otra: cuántas luchas emprendimos desde la Asamblea Popular de Mercedes, desde la Comisión Nacional Salvemos al Tren, para que estas cosas no pasaran. Cuántos funcionarios miraron para el otro lado.

No pasa nada. Mañana mis hijas, mis nietos, he vivido aquí por veinte años, y sé lo que son esos viajes, deberán subirse al tren. Los políticos se subirán a sus 4 x 4.

La joda seguirá como si nada.

“Los Chimeneas”, sus compañeros de la banda de Folk-Rock, cerraron el acto con sus guitarras y el bongó siguió con su tam-tam. La lluvia anunciaba más noches tristes.
“El Chimu” seguía cantando su profecía-canción: “Hay moscas en las rosas”.

* Carlos Luna es integrante de la Asamblea Popular de Mercedes.