Cuando alguien nos pregunta cuáles son nuestros símbolos patrios, decimos sin duda alguna: la Bandera, -y la Escarapela con sus colores-, el Himno y el Escudo. Todos sabemos que ellos nos diferencian de los otros países y nos identifican como Nación Libre y Soberana.

Y ante la pregunta ¿quién los instauró como tales?, respondemos casi sin dudas: todos fueron establecidos por la Asamblea General Constituyente del Año 13.

La primera respuesta es “acertada”. La segunda, digamos, “no del todo correcta”. A veces sucede que tendemos a generalizar y englobamos los hechos sin detenernos a profundizar en el contenido de lo que estamos afirmando. Por otro lado, los días oficializados para su conmemoración no siempre coinciden con el de su creación, generándose a veces alguna confusión histórica.

Este viernes 18 de mayo conmemoramos un nuevo aniversario de la instauración de la Escarapela celeste y blanca como uno de los símbolos representativos de nuestra Patria.

¿Fue ésta una decisión de la Asamblea? No. La decisión se toma un año antes.
En febrero de 1812, desde Rosario, el Gral. Manuel Belgrano escribe al Primer Triunvirato –que gobernaba las Provincias Unidas del Río de la Plata, nombre de nuestro país por aquellos días- una carta pidiendo con urgencia el uso de una Escarapela Nacional para diferenciar nuestras tropas revolucionarias de las favorables al rey de España. Si bien Belgrano en su carta no hace mención a los colores de la misma, un decreto del Primer Triunvirato del 18 de febrero de ese año impone el uso de una escarapela nacional azul-celeste y blanca, con lo cual quedaba abolida la roja española anterior usada hasta ese momento.

Si el decreto es del 18 de febrero, ¿por qué entonces conmemorarlo el 18 de mayo? Esta fecha fue instituida por el Consejo Nacional de Educación en 1935. En 1951 el día se cambió al 19 de mayo, y en 1960 se volvió al 18 como Día de la Escarapela.
Una situación similar ocurre con la Bandera Nacional. Unos días más tarde de la mencionada carta de febrero de 1812, Belgrano informa al gobierno –el 27 de febrero- que “siendo preciso enarbolar Bandera y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste” como la escarapela, siendo ésta saludada con salva por la tropa a las seis y media de ese día. El Triunvirato rechaza esta decisión de Belgrano y le prohíbe su uso. La Asamblea, por su parte, no tuvo una postura clara al respecto. Es así, recién será aceptada oficialmente el 20 o 25 de julio de 1816 por el Congreso de Tucumán, luego de Declarar la Independencia Nacional. Finalmente, el Congreso de la Nación, en 1938 estableció por ley como Día de la Bandera el 20 de junio, por haber fallecido el Gral. Belgrano el 20 de junio de 1820, cayendo en el olvido su creación el 27 de febrero.
Tanto la Escarapela como la Bandera nacen en el mes de febrero. ¿Podríamos, entonces, especular y decir que festejarlas en ese mes de vacaciones de verano sin actividad escolar fue considerado un imposible? Tal vez. A fin de cuentas es la educación quien enseña a las nuevas generaciones el amor a la Patria y el respeto a los símbolos. Aunque no sólo ella, por supuesto. Ésta debería ser tarea de todos y cada uno de nosotros.

¿Cuál fue la obra de la Asamblea entonces? Establecer los dos símbolos restantes: el Escudo y el Himno. El primero el 12 de marzo de 1813; y el segundo el 11 de mayo del mismo año. Con honestidad debemos remarcar que casi con seguridad en estas fechas, pues las actas de la Asamblea se perdieron como consecuencia de los disturbios ocurridos en Buenos Aires luego de la caída de Rosas en 1852.

El Escudo Nacional fue en su origen el sello de la Asamblea para autenticar sus escritos legislativos, al cual se le agregó la inscripción en círculo de “Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata” para autorizar su uso por parte del poder ejecutivo el 13 de marzo de 1813. A pesar de la ausencia de sanción legislativa, el hecho de que Belgrano lo usara en el centro de la bandera blanca que hace jurar en el río Pasaje en Salta en febrero de 1813 consagró el emblema por parte del pueblo.
Por su parte, el Himno Nacional recorre algún camino hasta llegar al actual. También fue en 1812 que se interpretó una primigenia versión musical de Blas Parera en una obra teatral porteña referida a la Revolución de Mayo en su segundo aniversario, la cual al ser escuchada por el escritor Vicente López y Planes, lo inspira a confeccionar una nueva letra llamada “Marcha Patriótica”. Esta marcha será aprobada por la Asamblea el 11 de mayo de 1813. En 1860 el maestro Esnaola es encargado de orquestarla quitándole el aire marcial y en 1900 el Presidente Roca decreta que la letra sea acortada debiéndose cantar la primera cuarteta de la primera estrofa, los últimos cuatro versos de la novena estrofa y el coro final. Finalmente, en 1944, esta marcha fue aprobada como Himno Nacional Argentino y es el entonado hasta la actualidad.

¿Que si se cantó en la casa de Mariquita? Eso forma parte del anecdotario popular.

* La profesora Mónica Brown es integrante del Instituto Belgraniano Filial Mercedes.