Como bonaerense siento suma preocupación por la estrechez financiera que transita el Estado provincial.

Recién ahora algunos observan que la billetera del fisco carece hasta de viejos papeles de dos pesos. Por estos días algunos lo advierten al dejar de percibir el medio aguinaldo y comienzan a tomar conciencia de la realidad financiera.

Hasta ahora los sufrientes que soportaban la dilación en el pago de sus facturas venían siendo las empresas constructoras de obras públicas, las suministradoras de servicios (incluidos los insumos hospitalarios o por el alquiler de equipamiento de nueva generación), los proveedores de mercaderías para comedores escolares, etc., mientras que por estos días el sablazo se ha extendido a los agentes públicos.

¿Por qué se ha llega a tal extremo? Un cúmulo de circunstancias, pero sobre todo la inexistente ley de coparticipación federal de impuestos que antes de la finalización del año 1996 debió haber elaborado el Senado Nacional, conforme las Disposiciones Transitorias introducidas en la reforma constitucional de 1994.

El déficit que soporta la provincia está dado, también, por la desaceleración de la economía y consiguiente menos ingresos por impuestos, el aumento de agentes públicos que si fueran todos a trabajar no alcanzarían las instalaciones ni sillas para sus labores, la dilapidación de recursos por la superposición de estructuras administrativas, la sequía y luego las inundaciones en la zona noroeste de Buenos Aires que retrajo la actividad agrícola ganadera., etcétera. Es decir: por un lado dispendio y discrecionalidad, y por otro factores naturales.

Acudamos a un breve repaso histórico. El ahogo financiero que padece Buenos Aires tiene nombre y apellido: precedentes gobiernos; sin embargo en estos nueve años de gobierno de los venidos del sur patagónico no lograron, no quisieron o no pudieron materializar la manda constitucional. A la provincia de Buenos Aires vienen ahogándola a cuenta gotas y ya ni rascando la olla encontrará algo. Está exhausta y debido a la contingencia internacional nadie le otorga un crédito.

Buenos Aires tiene un problema estructural. Data de un cuarto de siglo al resignar siete puntos de la coparticipación, más el congelamiento del Fondo del Conurbano que en 1996 fue fijado en 650 millones de pesos y que desde entonces está estancado. Si por lo menos se recuperara algún punto de los siete cedidos o elevaran como corresponde el Fondo citado, a las finanzas bonaerenses le aliviarían parte de los que le es propio y además debería achicar gastos superfluos e innecesarios, sin ajustar los salarios de sus agentes.

Muy claramente ha dicho el Ministro de Infraestructura, Dr. Alejandro Arlía, a Buenos Aires no le alcanza la caja, porque somos el 40 % del país y recibimos el 20 % de coparticipación. El promedio de coparticipación es de 4.465 pesos por año por habitante, mientras que la provincia recibe 1.471 de pesos. Es una brecha tres veces menor (La Nación, 3/7/2012, p. 5).

Conforme la Constitución al Senado Nacional le cabe una menuda tarea: lograr la ley que viene dilatándose. Bien, ¿y actualmente quiénes representan en el Senado al Estado bonaerense? Por el oficialismo el Doctor Aníbal Fernández (ex jefe del gabinete nacional)  y la Doctora María Laura Leguizamón, y por la oposición el Doctor Jaime Linares, del GEN y ex intendente municipal de Bahía Blanca y quien acaba de presentar un anteproyecto.

* Alejandro Francisco Molle es historiador y responsable del Archivo Histórico de Mercedes