Los añosos, imponentes y espléndidos ejemplares de eucaliptos, que por casi un siglo brindaron sombra y cobijo en ese apreciado lugar de esparcimiento y reunión familiar conocido como “La Palangana” (Ruta 41 y Avenida Dorrego), siguen siendo talados sin piedad a una velocidad alarmante.

Al ritmo actual, la invalorable e irremplazable arboleda desaparecerá por completo y todo será invadido por la acacia negra y los basurales clandestinos que se multiplicaron en forma impresionante a lo largo de toda la Avenida Costanera.

Mientras la mayoría de los pueblos vecinos, recuperan y revalorizan sus recursos naturales (ríos, arroyos, lagunas, etcétera) para atraer visitantes y generar nuevas fuentes de trabajo, los mercedinos hace años que estamos empecinados en convertir al Río Luján y la mayoría de sus afluentes en cloacas a cielo abierto, además de dejar sin vigilancia ni ningún tipo de control los terrenos adyacentes

Mientras la mayoría de los pueblos vecinos, recuperan y revalorizan sus recursos naturales (ríos, arroyos, lagunas, etcétera) para atraer visitantes y generar nuevas fuentes de trabajo, los mercedinos hace años que estamos empecinados en convertir al Río Luján y la mayoría de sus afluentes en cloacas a cielo abierto, además de dejar sin vigilancia ni ningún tipo de control los terrenos adyacentes, permitiendo que los inadaptados de siempre arrojen toneladas diarias de toda clase de inmundicias, algunas muy contaminantes y perjudiciales para la salud de la población y para el medio ambiente.

Hacemos un llamado a funcionarios y concejales para se interioricen sobre esta situación, por una vez miren más allá de los límites del Parque Municipal, y busquen una solución antes de que sea demasiado tarde.

Caso contrario habremos perdido parte de nuestro acervo natural y por consiguiente un potencial atractivo turístico que con una buena gestión hubiera reportado importantes beneficios para Mercedes.

Por favor, a quien tenga la facultad y el deber de intervenir para evitarlo… que actúe pronto.

Ver más fotos

* Javier Moleres es un vecino de la ciudad preocupado por cuestiones ambientales, e integrante de la asociación civil SOS Hábitat