Finalmente el kirchnerismo logró sancionar la nueva ley de ART, que recicla a la menemista ley 24.028 del año 91.

Con los votos del macrismo, la reforma le da un espaldarazo a la gran patronal argentina, que además de deslindarse de la responsabilidad sobre los accidentes laborales, ahora obliga a una familia siniestrada a elegir entre la indemnización que ofrece la ART o la justicia.

Analicemos la ley.

Una ley antiobrera
La nueva ley sigue la línea de las leyes laborales del menemismo. Bajo el gobierno del riojano, las ART y las AFJP se convirtieron en una gran negociado tanto para un sector de la patronal financiera, como de la patronal industrial, que se deslindaba del costo de los accidentes laborales.

La “nueva” ley, refuerza el criterio menemista, con el agravante de que obliga a las familias obreras a elegir entre dos opciones: o acepta la indemnización de la ART, que, como es sabido es varias veces menor que las de cualquier afectado civil por otro tipo de accidente no laboral, aunque la ley quiera disimularlo con un aumento del 20%; o la otra opción es recorrer los pasillos del fuero civil, lo que significa un juicio que podría durar entre 5 ó 6 años, cuando antes, el juicio se llevaba a cabo por el fuero laboral, haciendo mas corto el tiempo de resolución.
  
Esta falsa opción empuja a los obreros a optar por la indemnización de las ART.

Una ley “Pro” - K patronal
Lo interesante de la sanción de la ley, es que logró unir tanto a los diputados del kirchnerismo como a los macristas. Lo que parecía algo imposible, encontró una ley que actuó como amalgama de los K y los Pro: la defensa de los intereses patronales.
 
La ley es tan “menemista” que les fue difícil incluso a los propios dirigentes kirchneristas defenderla. Es más, sectores alineados con el gobierno salieron a criticarla, como el caso de Víctor Hugo Morales, que en su programa radial disparó diciendo que esta ley “es un retroceso para el trabajador” (Radio Continental). Los que se dicen identificados con las luchas de los trabajadores en los años 90 y contra la Ley Banelco, han hecho un “respiro” de la memoria, para levantar la mano por una símil a la ley 24.028 del año 91. ¿Qué pensarán los jóvenes de La Cámpora, que cantan ser “soldados de Cristina para la liberación”, ahora que comparten tribunas e intereses con De Mendiguren? Justamente, fue el presidente de la UIA el que salió a defender la ley. No por nada a la ley se la conoce como “ley De Mendiguren”, y no es para menos.

Sintonía fina…contra los laburantes
El que intentó esgrimir una defensa del proyecto fue el mismísimo ministro de trabajo Tomada (el que le daba consejos a Pedraza para que le “haga la cabeza” a los nuevos trabajadores ferroviarios), que dice que la Prevención “deberá ser profundizada en el futuro” (Página/12, 25/11). Tomada cree que le toma el pelo a los trabajadores, que saben que la prevención que desarrolle la patronal está condicionada por el daño económico que pueda provocarle el pago de una indemnización por accidentes.

De manera de que si la ley “baja” el daño económico, ¿qué cultura de la prevención van a desarrollar los patrones, si será más barato el pago por ART?

En Mercedes, los accidentes laborales y las enfermedades producidas por condiciones de insalubridad son moneda corriente. Basta conocer las condiciones de trabajo de los obreros de Magromer, en contacto con fluidos y químicos tóxicos, al igual que los textiles de Guilford o Karavell. O los accidentes con máquinas que sufren los obreros de Borroni. También los trabajadores telefónicos, que sufren trastornos en su salud, por estar bajo un ritmo de trabajo aceleradísimo que provoca incluso trastornos en embarazos. Pero la Secretaría de Riesgos de Trabajo (SRT) sólo reconoce el 20% de las enfermedades profesionales que existen según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como se ve, estamos lejos de una “cultura de la prevención” con esta ley.

La CGT Balcarce… ausente sin aviso
La flamante CGT encabezada por el metalúrgico Caló debutó con un silencio. Frente al proyecto de ley, no han dicho ni mú, y mucho menos hicieron el día de la votación. No es para menos. La ley habilita a los sindicatos a tener su propia ART, o sea: los convidan en el negociado. Las direcciones sindicales oficialistas tuvieron que elegir entre la defensa de los intereses de los trabajadores o en jugar al empresario. Y los Caló, Martínez y Pedrazas optaron por esto último.

Nuestro planteo
Desde el PO, nos hemos pronunciado contra el proyecto de ley y nos movilizamos al Congreso el día en que se votaba. Proponemos una alternativa obrera a la ley patronal:

a) Comisiones obreras de seguridad e higiene, electas y con poder de veto sobre las condiciones de trabajo.

b) Por el derecho a recurrir sin condicionamientos a la demanda civil en los accidentes de trabajo.

El voto positivo por parte de los K, aliados y el Pro, tiene que servir para que los jóvenes trabajadores, que albergan esperanzas en el gobierno Nac & Pop de Cristina, saquen sus conclusiones y avancemos hacia la recuperación de los sindicatos que hoy se colocan del lado de los patrones.

* Pablo Demarco es Dirigente del Partido Obrero de Mercedes en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores.