La noticia del asesinato de Yesica Niciforo conmovió a nuestra sociedad, una víctima más de la violencia de género, una más de las tantas mujeres que a diario vemos en los medios, que son víctimas de la violencia psicológica y física que ejercen sus parejas o ex parejas.

En nuestro país, el delito contra las mujeres va en aumento, y todas estas víctimas tienen algo en común: la total indefensión de las mujeres ante la ausencia del Estado. Esta ausencia se hace tangible a la hora de hacer una denuncia por violencia, ya que se las hostiga o se las ignora. Y en los casos donde la denuncia se concreta, no hay una intervención real que prevenga que las mujeres violentadas no sufran la venganza de su agresor, este es el caso emblemático de Yesica, quien había asentado una denuncia contra su asesino.

El desamparo que las mujeres sufrimos no es una cuestión aislada o algo que podamos resolver individualmente, ya que las mujeres somos víctimas de la violencia que ejercen las propias parejas, en el ámbito familiar, del cual dependemos económicamente. Las mujeres somos vulnerables en relación con la fuerza de los hombres no sólo por una condición de género, sino también por una situación material y concreta, nuestra condición laboral y social.

El desamparo que las mujeres sufrimos no es una cuestión aislada o algo que podamos resolver individualmente, ya que las mujeres somos víctimas de la violencia que ejercen las propias parejas, en el ámbito familiar, del cual dependemos económicamente. Las mujeres somos vulnerables en relación con la fuerza de los hombres no sólo por una condición de género, sino también por una situación material y concreta, nuestra condición laboral y social. Por eso decimos que el núcleo de la violencia de género reside en la organización del régimen social. Porque vemos al asesino de Wanda Tadei formando parte del Vatayón Militante de los Kirchner - La Cámpora, a violadores liberados que vuelven a actuar, Barreda y otros libres por “buena conducta”, etcétera, etcétera.

El aumento de las penas a los culpables de violencia contra las mujeres no modifica la situación, ni elimina el delito, como hemos visto, este tipo de crímenes viene en aumento. Mayores penas no significan un aminoramiento de la violencia sufrida por las mujeres, ni el amedrentamiento de los “hombres violentos” en la medida que el Estado no revierte las condiciones que empujan a la mujer a un estado de desigualdad. Esto quiere decir, en la medida en que no se ataque el problema de raíz.

Mientras exista un régimen que nos oprime la única salida que tenemos las mujeres es organizarnos de forma independiente y exigir al Estado que garantice nuestra integridad física y la de nuestros hijos, que se destine un presupuesto para las víctimas de violencia familiar, hogares de refugio y la inserción en el sistema laboral con un salario acorde a la canasta familiar que nos garantice la subsistencia de nuestras familias.

Porque no queremos que les pase a nuestras amigas, hermanas, compañeras, hijas. Porque no queremos más mujeres asesinadas. Invitamos a todos a participar de la marcha contra la violencia hacia la mujer el día 25 de noviembre a las 17 horas en el Congreso.

Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero