El ingeniero agrónomo Daniel Delfino, dio a conocer a este medio un informe en el que, de parte de la Agencia de Extensión Rural del INTA Mercedes, se evalúa lo sucedido con las últimas precipitaciones, sobre todo en cuanto a su incidencia en los cultivos de invierno, de verano y en la ganadería.

“Se ha registrado un nivel de precipitaciones en los partidos de Mercedes, Suipacha y Navarro que se pueden considerar históricos. Los desbordes de ríos, arroyos y cañadas llegaron a niveles que no se registraban desde 1985”, remarcaron.

“La cuenca del Río Luján afectó al partido de Mercedes y la del Río Salado a los partidos de Suipacha y Navarro en diferentes áreas. Otra observación importante es que en Navarro y Suipacha el período de anegamiento fue mayor por la lentitud de escurrimiento que presenta la cuenca del Río Salado, afectando los cultivos en mayor medida”, precisaron desde el INTA y dieron a conocer la superficie anegada por Partido: Mercedes, 18.090 hectáreas (17 %); Suipacha: 22.970 hectáreas (25 %); y Navarro: 62.160 hectáreas (35 %).

En relación a los cultivos de invierno, se marca que en el caso del trigo, en lotes regulares y bajos se observó “marchitamiento” y pérdida de plantas en “manchones”; alta incidencia de fusariosis y mancha amarilla. “Se espera una disminución de rindes a lo esperado y baja calidad comercial”, se remarcó desde el INTA.

Sobre la cebada se indica que fue sembrada en diversidad de tipos de lotes regulares y bajos. “En estado de grano pastoso a maduro se ha observado alta afectación por enfermedades fúngicas, con pérdidas de stocks de plantas, rindes menores a lo normal y problemas de calidad en la comercialización”, puntualizan.

Con respecto a los cultivos de verano, en el maíz, en casos de lotes con buen drenaje hubo una baja pérdidas de plantas (10-15%) con buen desarrollo de cultivos. En lotes inundados con más de 48 horas hay pérdidas considerables de plantas que justificarían la resiembra. En cuanto a soja y sorgo, al momento del informe prácticamente no se registraban lotes sembrados.

Sobre la ganadería se informa que en cría el efecto mayor, dadas las malas condiciones de alimentación por deterioro notable del forraje (campo natural y/o praderas), fue la disminución de la condición corporal de los vientres y en consecuencia menores porcentajes de preñez en el servicio. Se remarca la persistencia del estrés alimentación mas allá de la bajante de las aguas debido a la suciedad acumulada en los potreros y la baja calidad nutritiva de los pastos.     

“Si bien al momento de la inclemencia climática las crías estaban “fuertes”, debió extremarse la atención en el control de las parasitosis. En los planteos de recría e invernada se produjeron mermas en los tasas de ganancia de peso por las limitaciones del forraje disponible; en la medida que se dispusiera de reservas en lugares altos de los establecimientos, esta situación tuvo posibilidades de control”, se indica.

En lechería, el efecto mayor fue –siempre según el informe de la Agencia INTA Mercedes– “una menor producción diaria de leche por las malas condiciones de alimentación y por la situación de los potreros (dificultad de traslado, gasto extra de energía, etcétera)”.