El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB, envió una carta pastoral para recordar a los fieles el sentido de la Cuaresma y para compartir con ellos algunas recomendaciones para que este tiempo litúrgico sea bien aprovechado.

Monseñor Radrizzani recordó que la cuaresma es un “tiempo fuerte” durante el año litúrgico, que implica 40 días de preparación para la Pascua y supone un tiempo de conversión.

“El Papa nos propuso vivir este año iluminados y atraídos por el don de la fe. Así vivimos las dimensiones típicas de la cuaresma: ayuno, limosna y oración con la gracia de la fe. Estas dimensiones abarcan a la persona en su interioridad, en la relación con el prójimo y en relación con Dios”, explicó el arzobispo.

El ayuno
El prelado apuntó en su mensaje que el ayuno favorece el equilibrio, y siguiendo las enseñanzas de san Pablo, que descubría en sí mismo una ley de pecado que se opone al hombre interior, llamó a observar qué es lo que más nos aleja de Dios. “Puede ser un sentido interno como la imaginación o la memoria, o también pueden ser sentidos externos como la vista o el tacto”, marcó el arzobispo, quien señaló que el elemento principal a vencer es “el egoísmo que se fortalece al vivir sin Dios”.

“El ayuno nos invita a renunciar a cualquier manifestación de egoísmo y nos lleva a vivir el don de la caridad”, recordó monseñor Radrizzani.

La limosna
Más allá de la oferta voluntaria de un aporte monetario, el arzobispo centró su observación sobre la necesidad de ir “más allá de la coyuntura histórica” y resolver los problemas de fondo, como la educación y las fuentes de trabajo. Si bien notó que la fe se expresa en la caridad, también hizo un llamamiento a poner empeño en construir una sociedad más justa y solidaria.

La oración
“Decimos que la cuaresma es un tiempo privilegiado para vivir una más intensa relación con Dios. Para esto nos ayuda mucho la liturgia de la Palabra que meditamos estos días. Ella nos invita a la conversión y nos asegura el inquebrantable amor de Dios”, expresó Radrizzani, quien aseveró que la meditación de la Palabra “nos transforma y nos convierte paulatinamente en auténticos creyentes”.

La conclusión del prelado
Monseñor Radrizzani quiso acompañar su mensaje con reflexiones sobre algunas frases de la reciente carta apostólica Porta Fidei, con la que el Papa convocó en octubre de 2012 a vivir un Año de la Fe, un tiempo pastoral especialmente dedicado a conocer, meditar y crecer en esta virtud teologal.

“Redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo”; “La fe sólo crece y se fortalece creyendo”; “Los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y se transforman lentamente en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en esta vida”; “Hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización”, son algunos de los textos extraídos.

“Durante cuarenta días nos dedicamos a meditar el gran misterio de nuestra fe que es nuestra salvación realizada por Jesús con su muerte y resurrección –dijo-. La cuaresma es tiempo de conversión y de volver a Dios. Los dejo con estas palabras que nacen de la carta del Papa: Encuentro con Jesucristo, testimonio y alegría. Dios nos regale a ustedes y a mí la conversión que nos da la felicidad y, una vez en camino, hacer felices a quienes nos rodean”.