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11/04/13 Opinión: Solidaridad versus gestión La bondad y la solidaridad se pusieron de manifiesto tras la inundación. La impericia y la falta de previsión desnudó a una clase dirigente inepta, especuladora, distraída en superficialidades, incoordinada. Por Mónica Tirone
“El mundo apenas advertirá lo que aquí decimos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí”, Abraham Lincoln. Oración de Gettysburg. Otra vez más, la bondad y la solidaridad de muchos argentinos se puso de manifiesto para socorrer a los hermanos arrasados por la inundación en Buenos Aires, capital y Provincia. Otra vez más, la impericia y la falta de previsión desnudó a una clase dirigente inepta, especuladora, distraída en superficialidades, incoordinada. Egoísta y ególatra, al fin. Pero la tragedia también pone sobre el tapete la miserabilidad de los bípedos implumes. Los que asaltaron el camión que la Red de Juan Carr enviaba a La Plata con lo recolectado frente a la Catedral metropolitana. Los gobernantes –nacionales, provinciales, municipales– que en vez de planificar inversiones de ingeniería hídrica y de tener afinada como el mejor violín la estructura de la Defensa Civil para emergencias, dilapidan los aportes de nosotros, los ciudadanos, en distribuciones cortoplacistas y demagógicas que –lejos de generar soluciones y desarrollo sostenido– producen dependencia y sometimiento indignos. ¿No hubiera sido más útil, más humano, más justo, más productivo encarar antes las obras de entubamiento, drenajes, encauces, repoblamiento, etcétera, es decir haber implementado políticas para regular el suelo? ¿Van a decir que no se dieron cuenta de que esas grandes obras, al mismo tiempo, hubiesen generado trabajo genuino para esos hombres y mujeres que tienen que resignarse mensualmente a recibir una dádiva que no se ganaron? ¿No hubiera sido mejor prever, planificar, analizar, estudiar, convocar a los expertos para –entre todos– diseñar y realizar las obras necesarias? La ciudad de Santa Fe –pionera en el tema de reducción de riesgos de desastres, con avances significativos en el tema y participante activa en el Proyecto “Construyendo ciudades resilientes” de Naciones Unidas– ha dado muestras de otro tipo de políticas, más recientemente. Ahora ya está. Ya pasó. Pero puede volver a pasar. Dicen los especialistas que este tipo de lluvias vino para quedarse: se repetirán. ¿Estamos preparados para una emergencia de dimensiones semejantes? Así como en la vida personal los errores cometidos tienen que servirnos para crecer y no para llorar sobre la leche derramada, los gobernantes ¿serán capaces de criticar sus políticas y de practicar los verbos organizar y prever? Es cierto y obvio que nadie puede adivinar 350 mm de precipitaciones feroces en pocas horas, pero un Gobierno racional ha de tener organizada la Defensa Civil y realizadas las obras imprescindibles que garanticen la estabilidad de la vida de los ciudadanos. ¿O será que es la vocación de ir detrás de los hechos la que alienta a la clase dirigente en la Argentina? Pruebas a la vista: Cromañón, Once, inundaciones. Sin olvidar que vivimos insertos en un sistema de políticas públicas nacionales y provinciales, bajemos al pedacito de planeta que a nosotros nos toca cuidar y mejorar, y preguntémonos con la buena voluntad de querer cuidarnos unos a los otros: - ¿Cuenta nuestra ciudad con un equipo de Defensa Civil para afrontar emergencias por catástrofes? ¿Quién es su cabeza responsable? ¿Quiénes lo integran? ¿Todos los ciudadanos estamos enterados de ello? ¿Sabemos lo que tenemos que hacer en casos de catástrofes, es decir, contamos con un plan de contingencia y conocemos nuestro rol en él? - Este equipo, ¿qué acciones preventivas, educativas y de entrenamiento realiza en forma habitual o periódica? - Si el Municipio carece de personal suficiente para mantener limpia la ciudad; si los automóviles estacionados indebidamente impiden la tarea diaria de las máquinas barredoras municipales, ¿qué vamos a hacer con toda la mugre –hojas, bolsas, tierra, desechos– de las calles mercedinas? ¿No podremos organizar a los vecinos para mantener limpias las bocas de tormenta? ¿No podremos concientizar a los vecinos para que cada uno conserve el frente de su casa –acera y calzada– limpias, como en otras ciudades de la Provincia? ¿No se podrá actuar sobre los vecinos que ensucian deliberadamente con sus desechos las calles y caminos vecinales poniendo en riesgo el bienestar de todos, tanto en la vida cotidiana cuanto frente a un cataclismo? ¿Dónde están los beneficiarios de Planes Sociales que antes contribuían con su valioso trabajo manual al mantenimiento de la ciudad? - ¿Qué obras de ingeniería pública de fondo –cloacas, desagües, canalizaciones, reparaciones de caños que pierden agua permanentemente, planificación y mantenimiento de un reservorio natural de aguas, provisión y mantenimiento de bombas extractoras– ha encarado el Municipio en los últimos veinte años, frente a la creciente expansión poblacional de la ciudad? Los mercedinos no podemos ocuparnos con éxito de los hermanos hambrientos de África. ¿Por qué no nos ocupamos de nuestros problemas e intentamos resolverlos con eficacia y con responsabilidad generacional? Porque –como dice el viejo refrán de nuestros padres y abuelos– “Mejor es prevenir que curar”.
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Noticiasmercedinas.com - Actualizado 11.04.13 2:33 PM |
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