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26/06/13
La belleza como ideología es un arma que utiliza la cultura machista para segregar a la mujer al lugar de objeto. Muchas luchas han pasado para lograr una posición social distinta de las mujeres. Pensemos que hasta no hace muchos años las mujeres no votaban, no podían decidir sobre su cuerpo, no podían trabajar. No podían. Destacar la belleza de la mujer es negar, en acto, la lucha de un sinfín de feministas. El modelo que se propaga desde el mercado es una mujer frágil, consumidora y delgada. La mujer bella hoy pesa un 23 % menos que una mujer común. Uno esto lo ve en los talles, en las fotografías de las revistas, en las modelos pero también en los síntomas de los consultorios psicoanalíticos. La anorexia como forma clínica tiene que ver con la ingesta de comida y también con una imagen de belleza que se debe lograr a cualquier precio. Siguiendo la misma línea de pensamiento, las cirugías estéticas aparecen a la orden del día para manipular el cuerpo femenino. Hace poco tiempo causó estupor que una joven de 20 años modificó sus pechos y acortó su cintura para parecer más bella. Sucede que la cultura contemporánea hace del lugar de la belleza un sitio demasiado real como para que quede de lado. Por lo tanto, o eres bella o no eres. La imagen de la belleza reproducida hasta el infinito nos muestra un espejo en donde solo se espera un reflejo, un retrato: la mujer bella. La reina El mito de la belleza es un texto de Naomi Wolf en donde aparece explicitado el lugar que ocupa la mujer en el imaginario social de la época. Así escribe: “El mito de la belleza fue una de las ficciones sociales en desarrollo que se hacían pasar como componentes naturales de la esfera femenina para encerrar a las mujeres dentro de ese círculo. La representación de la mujer moderna como belleza es una contradicción. Mientras ella crece, progresa y expresa su individualidad, la belleza según el mito es inerte, eterna y genérica. ” Derrocados los lugares comunes al que han quedado las mujeres, sólo ha quedado el cuerpo como territorio del ideal a alcanzar. El salame Por otro lado, es extraño el sesgo que toman muchos hombres en relación a lo bello como valor en sí mismo. Lejos de combatirlo se adaptan a él y se feminizan, en el peor sentido de la palabra. Cremas anti-arrugas, operaciones, regimenes para adelgazar, gimnasios, están a la orden del día. Compiten con las mujeres a la hora de verse lindos y proclaman a quienes quieran escuchar que son jóvenes y bellos. Recuerdo una investigación que se hizo en EEUU sobre un producto que solucionaba el problema de calvicie pero traía aparejado un efecto no deseado: impotencia. Del estudio resultó que los hombres preferían verse bien y dejaban las otras cuestiones de lado. Si entre las mujeres la modelo juvenil y delgada sustituyó a la de feliz ama de casa; observamos que, en el hombre, la cosa varió pero de forma equivalente. El mito de la belleza es tan pernicioso como otras formas de esclavitud. A quienes luchamos por consolidad nuevas subjetividades que nos lleven otros territorios tanto femeninos como masculinos, nos parece que seguir premiando la belleza per se, es consolidar un modelo que implica una jerarquía piramidal de acuerdo a una norma física impuesta culturalmente. Una epidemia del nuevo siglo.
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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