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12/07/13
Por Susana Spano El 28 de junio se presentó en el Teatro Argentino Dr. Julio César Gioscio de la ciudad de Mercedes, la Oakland Youth Orchestra, fundada en la temporada 1963-4 como el brazo educativo de la Sinfónica de Oakland. Compuesta por ochenta y ocho talentosos jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 12 y 22 años, es ampliamente reconocida en su país de origen y fuera de él. Sus integrantes representan a cuarenta y seis escuelas diferentes de más de treinta ciudades del área de la Bahía de San Francisco y ningún músico joven es excluido por razones de dificultad económica. En su gira por nuestro país, el primer punto de su actuación fue Mercedes, donde desarrollaron un programa compuesto, en la primera parte, por obras de compositores rusos: Shostakovich – Obertura Festiva- y Piotr Ilych Tchaikovsky –Romeo y Julieta. Obertura Festiva - Dimitri Shostakovich Obra de complejidad interpretativa, se abre a través de las sonoras fanfarrias, que le otorgan un cierto tono cortesano (que contrasta con el tipo de celebración para la que fuera compuesta), dirigida al lucimiento de los vientos y la percusión que por momentos muestran una intencionalidad muy característica. El juego de la fanfarria las trompetas, los trombones y las trompas ponen de manifiesto, además, el lucimiento individual de los intérpretes que demostraron el alto grado de desarrollo técnico que poseen. El Director de la orquesta, John K Bailey, supo encontrar los matices y el “tempo” justo de la Obertura y, con precisión y sensibilidad, supo transmitirla al auditorio. Su interpretación fue de un espléndido dinamismo, donde se pusieron de relieve las acentuaciones rítmicas, como la partitura lo exige, particularmente en el final donde el coro extra de tres trompetas, tres trombones y cuatro cornos sobresalió en un verdadero excelente contrapunto interpretativo. La orquesta respondió con una maravillosa ductilidad, logrando especialmente en el “presto” una cohesión perfecta... Obertura Fantasía Romeo y Julieta - Piotr Ilych Tchaikovsky En el verano de 1868, el compositor se encontraba accidentalmente en Moscú, cuando trabó amistad con el jefe de la Escuela de la Joven Rusia: Balakireff. En conversaciones que mantuvieron, Balakireff llamó la atención de Tchaikovsky sobre la riqueza musical que ofrecen las tragedias de Shakespeare. Tchaikovsky se entusiasmó con la idea y no tardó en ponerse a trabajar en la composición. Aquel mismo verano fue interpretada pero obtuvo su forma definitiva en 1879. El andante de la introducción con sus armonías de aire eclesiástico, describen a Fray Lorenzo, que casa a los amantes. El siguiente “allegro” turbulento, con sus escalas y ritmos rápidos, representa el pleito entre los Montescos y los Capuletos El tema de amor comienza por el corno inglés, continúa en los oboes y las flautas, representando la escena de amor entre Romero y Julieta, en el jardín de los Capuletos y es una de las más hermosas melodías escritas por Tchaikovsky. La conclusión comienza con los acordes del arpa. La coda utiliza todas las ideas centrales de la obra y crece en intensidad. Dos interrupciones, marcan la muerte de los amantes: primero la orquesta se interrumpe súbitamente, excepto los fagotes, trombones y bajos que la sustentan. Hay un breve acorde súbito y dramático con toda la orquesta: ha muerto Romeo. La música se reinicia y luego se acalla. En un feroz redoble de timbales, muere Julieta. Sobre el batir de tambores se escuchan las reminiscencias torturadas del tema de amor. La dirección de John K Bailey, puso especial énfasis en destacar a los instrumentos que tuvieron la responsabilidad de transmitir la acción dramática que describe la obra. Los jóvenes intérpretes siguieron adecuadamente a su director pero ésta es una obra que necesita una fuerte madurez interpretativa que destaque el amor trágico de los amantes, el dolor de la separación y el desgarro final en la muerte. Si bien desde la técnica la obra tuvo una interpretación prolija, faltó intensidad dramática en los momentos del clímax, pero esto no debe entenderse como error sino como un tema propio de la corta edad de los jóvenes músicos. A pesar de lo dicho, el conjunto demostró concentración y compromiso, al transmitir una obra tan compleja. Segunda Parte: Overture to the School for Scandal - Samuel Barber La obra tuvo, desde el comienzo, el sentido de una representación teatral donde la música evoca el humor, a través de un sentido de juego que está dado por la apertura disonante, acompañada por una serie de fragmentos rítmicos donde se alterna un juego entre los instrumentos de madera y las cuerdas, y concluye con la brillantez de los metales. Los instrumentos de madera, marcan la transición hacia la pastoral bellamente cantada por el oboe. La segunda parte está dada por el movimiento sonata. El retorno al tema central concluye en la coda que retoma el motivo brillante y bullicioso que desencadena en las melodías finales. Los jóvenes músicos de la Oakland Youth Orchestra interpretaron con soltura y propiedad la obra de Barber, destacándose el oboe, las maderas y la percusión que, en el final, mostró un excelente manejo del ritmo y la sonoridad. Rodeo - Aaron Copland “Rodeo” es un ballet de tema nacional donde, tanto en su música como en su coreografía, se manifiesta la presencia de la música “country”. El estreno del ballet constituyó una novedad y un éxito muy notable, al extremo de que la obra fue incorporada posteriormente al repertorio del American Ballet Theatre. Pero, mayor aún fue la repercusión alcanzada por la partitura de Copland cuando arregló la música como una suite sinfónica para orquesta titulada “Cuatro Episodios Danza del Rodeo”, que consistía esencialmente en la eliminación de Ranch House Party y algunos ajustes menores. La composición se asemeja, entonces, a la forma sinfónica, con un ambicioso movimiento de apertura, minueto y finale. Ésta es la versión que eligió la Los jóvenes músicos se lucieron en la ejecución de la obra, cuyo primer movimiento se abre con una fanfarria, que deja paso a los instrumentos de viento quienes, a su vez, plantean el tema principal que permanecerá hasta la aparición del motivo que evoca el trote de los caballos. Este tema se repite en diferentes instrumentos, en solitario, antes de ser realizado en triple canon por la orquesta completa. La notable obra de Copland tuvo en el maestro Bailey un fiel y entusiasta intérprete que, con habilidad de orfebre, logró el máximo rendimiento de sus músicos. Ellos supieron transmitir, no solo el “tempo” justo, sino también la intencionalidad particular que la obra requiere, mostrando el costado provocador, lúdico y brillante del final, que fue premiado con el entusiasta aplauso de la platea. A continuación llegaron las obras fuera de programa: “Malambo” de Alberto Ginastera y “Bars and Stars”. “Malambo” “Malambo” es el movimiento más atractivo de la Suite que, de una manera estilizada, pone de manifiesto la exuberancia rítmico-musical del folclore argentino. Organizado sobre una estructura rítmica de seis compases de seis por ocho, divididos en dos grupos de tres, describe la competición de baile entre dos gauchos, en la que ganará el que consiga mantenerse en pie. La obra, debe ser ejecutada con mucha energía, donde el nervio de la danza, a través del “ostinato” rítmico, que muestra un “crescendo” en intensidad y complejidad de “tempo”, produzca una verdadera explosión en el cierre. La Oakland Youth Orchestra interpretó de manera excelente el movimiento. Los jóvenes, no solo se expresaron a través de sus instrumentos, sino con todo el cuerpo, dejándose llevar por el imperio del ritmo. Marcando acentos con sus pies, en determinadas partes de la obra, remedando así la danza descripta. El director logró el ritmo y la sonoridad justos en la que, sin duda fue, una de las mejores interpretaciones de la noche. “Bars and Stars” marcha tradicionales de los Estados Unidos, fue el último bis que la orquesta brindó, con entusiasmo y solvencia. El público, de pie, premió con un caluroso aplauso la excelente labor desarrollada por el talentoso grupo. Una vez más, Andrea Merenzon, infatigable hacedora de cultura, le permitió a Mercedes, gozar de una experiencia de excelencia. A través de su Fundación: “Fundecua” – Música sin Edad– una organización sin fines de lucro, que entiende a la cultura, el arte y la música en particular, como sólidas herramientas de inclusión y contención social para grupos sociales vulnerables, hizo cierto el concepto de que la música no tiene fronteras ni clases sociales. Su trabajo, que se extiende por nuestro país y está relacionado con el mundo, siempre tiene a Mercedes como punto de encuentro. Dos grandes amigos, tenaces trabajadores de la cultura local: la profesora Liliana Rivero y Rubén Telesca, la secundan desde hace años, poniendo lo mejor de sí para que cada uno de los artistas que llegan a nuestra ciudad se sientan recibidos de la mejor manera. Espectáculos como el que tuvimos oportunidad de disfrutar el 28 de junio son un orgullo para Mercedes y demuestran que, sin dinero y merced a la generosidad de muchas personas que ponen su tiempo y esfuerzo al servicio de la comunidad, pueden brindarse espectáculos de gran nivel
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Mercedes - Bs As - Argentina