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28/07/13
El papa Francisco se reunió hoy con los obispos responsables del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) que efectuó su reunión general de coordinación y les dirigió un discurso en el que se refirió a la Misión Continental, fruto de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y el Caribe, realizada en Aparecida (Brasil) en mayo de 2007, a la anhelada renovación de las iglesias particulares del continente latinoamericano, y a la misión del Obispo en Latinoamérica. Entre los obispos estuvo monseñor Agustín Radrizzani, máximo referente de la arquidiócesis de Mercedes – Luján. Asimismo, en el marco de la Jornada Mundial de Juventud, también fueron parte un centenar de integrantes de la arquidiócesis. Francisco comenzó su alocución explicando que la Conferencia de Aparecida tuvo cuatro características peculiares que le dieron su originalidad. En primer lugar que, a diferencia de las Conferencias de Medellín, Puebla y Santo Domingo, la de Aparecida comenzó sus trabajos sin documento previo. La segunda característica fue el ambiente de oración generado por el diario compartir la Eucaristía y otros elementos litúrgicos con el Pueblo de Dios. Tercero, que el Documento de Aparecida se prolonga en compromiso, con la Misión Continental, y finalmente, es la primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano que se realiza en un Santuario mariano. Dimensiones de la Misión Continental Un planteo como éste -continuó el Papa- , que comienza por el discipulado misionero e implica comprender la identidad del cristiano como pertenencia eclesial, pide que nos explicitemos cuáles son los desafíos vigentes de la misionariedad discipular. Y señaló dos: la renovación interna de la Iglesia y el diálogo con el mundo actual. Algunas tentaciones contra el discipulado misionero “a) El reduccionismo socializante. Es la ideologización más fácil de descubrir. En algunos momentos fue muy fuerte. Se trata de una pretensión interpretativa en base a una hermenéutica según las ciencias sociales. Abarca los campos más variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista. “b) La ideologización psicológica. Se trata de una hermenéutica elitista que, en definitiva, reduce el encuentro con Jesucristo y su ulterior desarrollo a una dinámica de autoconocimiento. Suele darse principalmente en cursos de espiritualidad, retiros espirituales, etc. Termina por resultar una postura inmanente autorreferencial. No sabe de trascendencia y, por tanto, de misionariedad. “c) La propuesta gnóstica. Bastante ligada a la tentación anterior. Suele darse en grupos de élites con una propuesta de espiritualidad superior, bastante desencarnada, que termina por desembarcar en posturas pastorales de “quaestiones disputatae”. Fue la primera desviación de la comunidad primitiva y reaparece, a lo largo de la historia de la Iglesia, en ediciones corregidas y renovadas. Vulgarmente se los denomina “católicos ilustrados” (por ser actualmente herederos de la Ilustración). “d) La propuesta pelagiana. Aparece fundamentalmente bajo la forma de restauracionismo. Ante los males de la Iglesia se busca una solución sólo en la disciplina, en la restauración de conductas y formas superadas que, incluso culturalmente, no tienen capacidad significativa. En América Latina suele darse en pequeños grupos, en algunas nuevas congregaciones religiosas, en tendencias a la “seguridad” doctrinal o disciplinaria. Fundamentalmente es estática, si bien puede prometerse una dinámica hacia adentro: involuciona. Busca “recuperar” el pasado perdido. A la ideologización del mensaje evangélico, Francisco agregó otras dos tentaciones: el funcionalismo y el clericalismo. La acción del primero en la Iglesia es paralizante, dijo. Más que con la ruta se entusiasma con la “hoja de ruta”. La concepción funcionalista no tolera el misterio, va a la eficacia. Reduce la realidad de la Iglesia a la estructura de una ONG. Lo que vale es el resultado constatable y las estadísticas. De aquí se va a todas las modalidades empresariales de Iglesia. Constituye una suerte de “teología de la prosperidad” en lo organizativo de la pastoral. En cuanto al clericalismo, dijo que es una tentación muy actual en Latinoamérica. Curiosamente, en la mayoría de los casos, se trata de una complicidad pecadora: el cura clericaliza y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque en el fondo le resulta más cómodo. El fenómeno del clericalismo explica, en gran parte, la falta de adultez y de cristiana libertad en buena parte del laicado latinoamericano. O no crece (la mayoría), o se acurruca en cobertizos de ideologizaciones como las ya vistas, o en pertenencias parciales y limitadas. Existe en nuestras tierras una forma de libertad laical a través de experiencias de pueblo: el católico como pueblo. Aquí se ve una mayor autonomía, sana en general, y que se expresa fundamentalmente en la piedad popular. El capítulo de Aparecida sobre piedad popular describe con profundidad esta dimensión. La propuesta de los grupos bíblicos, de las comunidades eclesiales de base y de los Consejos pastorales va en la línea de superación del clericalismo y de un crecimiento de la responsabilidad laical. Misión y tarea del obispo “El Obispo -aseveró- debe conducir, que no es lo mismo que mandonear. … Los Obispos han de ser Pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre; pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan “psicología de príncipes”. Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra. Hombres capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza: que haya sol y luz en los corazones. Hombres capaces de sostener con amor y paciencia los pasos de Dios en su pueblo. Y el sitio del Obispo para estar con su pueblo es triple: o delante para indicar el camino, o en medio para mantenerlo unido y neutralizar los desbandes, o detrás para evitar que alguno se quede rezagado, pero también, y fundamentalmente, porque el rebaño mismo también tiene su olfato para encontrar nuevos caminos”. Y finalizó: “No quisiera abundar en más detalles sobre la persona del Obispo, sino simplemente añadir, incluyéndome en esta afirmación, que estamos un poquito retrasados en lo que a Conversión Pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los pasos que el Señor quiere para nosotros en este “hoy” de América Latina y El Caribe. Y sería bueno comenzar por aquí”
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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