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Con motivo de la próxima celebración de Navidad, el Arzobispo de la Diócesis Mercedes-Luján, Monseñor Agustín Radrizzani, brindó una nota exclusiva a la colega Susana Spano, donde analizó el reciente documento de la Iglesia sobre la droga, los violentos acontecimientos que se vivieron en el país e impartió un mensaje navideño para la comunidad mercedina.

Los Obispos han dado recientemente a conocer un documento muy duro y terminante contra un flagelo que lleva a buena parte de nuestra juventud a un camino sin retorno. De las reuniones que ustedes han mantenido con la Presidenta de la Nación y los principales dirigentes políticos, ¿qué conclusiones han obtenido?

La Presidenta está preocupada, están preocupados todos los estamentos de la sociedad, sobre todo, las mamás y los papás que tienen hijos en la droga. Éste va a ser un mal largo de erradicar porque están implicadas distintas fuerzas de la sociedad, gente adinerada. Recuerdo en Monte Grande cuando hacía el camino para ir a ver a las hermanas Carmelitas y vivía en Lomas de Zamora; cada vez que pasaba veía una mansión hermosísima en el centro de la ciudad, rodeada de árboles y me decían: “Aquí vive el mayor traficante de drogas de la zona”.
Ayer se reunieron los principales referentes de los partidos políticos para firmar un acta acuerdo donde se oponen al flagelo de la droga. De todos modos se requiere la conciencia en cada uno de nosotros de decir “queremos defender a nuestra juventud”.
También es importante formar en los jóvenes valores para que se den cuenta de que un momento de diversión y placer no puede arruinarles la vida entera
Por lo tanto tenemos por un lado la dirigencia, por otro la familia y por otro la juventud. Debemos realizar un trabajo mancomunado para que este flagelo de la droga, como tú decías, que a veces es un camino sin retorno, nos permita tomar conciencia de que está arruinando a nuestra sociedad.
Lamentablemente se ha demostrado ya que el negocio de la droga es tan o más importante que el del petróleo. En nuestro documento, pedimos por quienes trafican y veden para que reflexionen y dejen de negociar con la vida.

¿Qué nos puede decir del sacerdote recientemente nombrado al frente del Sedronar?

Lo conozco, hace más de quince años que está trabajando con jóvenes que incursionaron en el mundo de la droga. Es un muchacho de muchas cualidades que va a dinamizar, sobre todo, la educación que es la antesala para que los chicos no leguen a la droga.
Otra cosa a tener en cuenta, además, es el tema de la armonía familiar; los jóvenes, muchas veces, incursionan en la droga porque no tienen salida laboral, alternativa, a veces son echados de sus casas, son víctimas en su hogar de una agresión permanente, quizás los hermanos ya están en el mundo de la droga. Entonces es un caldo de cultivo donde si, por ejemplo, los compañeros les dicen: “No te imaginás cuánto te vas a divertir”. Ellos no llegan a darse cuenta de que, en realidad, lo único que les interesa es venderles la droga, porque cuanto más venden más ganan y cuanto más ganan les va mejor y, si en el vértice de la pirámide está la ganancia económica, estamos con criterios muy equivocados para llevar adelante nuestra sociedad.

¿Cuál es su reflexión sobre los hechos de violencia que se han desatado en nuestro país en los últimos días?

El punto de partida de esto tiene que ser que siempre, tratemos de mantener la paz en el medio ambiente donde nos toca vivir. Así como la violencia genera violencia, un hombre de paz genera paz. Lo hemos visto con Mandela y los millones de personas que han adherido a su testimonio de vida; lo vemos ahora con el Papa. La gente que vive con valores y vive la paz, genera paz. Por lo tanto no hay otra alternativa que contraponer con el bien al mal.

En esta sociedad, atravesada por tantos conflictos, ¿cuál es hoy el sentido de la Navidad?

A la querida audiencia de Radio Fénix, quería decirle que lo que más impacta en la Fiesta de Navidad es, en primer lugar, el amor infinito de Dios hacia la humanidad.  Dios manda a su hijo para que todo aquel que cree en él tenga una vida sin fin. En este Niño, pobre, pequeño, nosotros descubrimos un amor infinito que está en las antípodas de lo que busca el mundo, que es el poderío, la riqueza y la fortaleza. Los criterios de Dios son distintos de los nuestros.
En segundo lugar: así como un peregrino cuando llega a una tierra extranjera da a conocer cuales son las costumbres de su nación y de su país, así Jesús viniendo hacia nosotros, nos enseña cómo se vive en La Trinidad, cómo se vive en el Cielo, que es una caridad permanente del Padre hacia el Hijo y del Hijo hacia el Padre. Cuando nosotros, en un hogar, tenemos el amor recíproco entre un hombre y una mujer, el fruto de ese amor es una tercera persona. En La Santísima Trinidad, en cambio, el mismo Espíritu Santo es la misma relación que existe entre Padre e Hijo. Esta relación que en la vida humana aparece como un nacimiento; desde toda la eternidad, nosotros creemos en el Espíritu Santo: el Padre le da todo al Hijo, el Hijo le devuelve todo al Padre porque de Él proviene.
Ante esta maravilla del amor de Dios, Él nos “sugiere”, no nos exige que creamos en Él y si nosotros creemos en Él, somos las personas más felices del mundo porque la persona de fe es la que tiene ubicada su historia y la de sus semejantes. Esta vida de fe la notamos en el Papa Francisco; él cree de verdad en el infinito amor de Dios y por eso se manifiesta siempre con una alegría contagiosa. Por mi parte, de corazón les deseo a todos, en esta vida nueva de fe en Dios Padre, que nos envió a su Hijo que tengan una felicísima Navidad.

Agradecemos a la Licenciada Susana Spano, que nos facilitó el audio completo de la entrevista que efectuara a Monseñor Radrizzani para radio Fénix 93.9.

 

 

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