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24/10/14
Por Ciro Lalla En el siglo que pasó obtuvieron gran renombre tres personalidades que dejaron un valioso legado benefactor en obras que nuestra comunidad necesitaba. El inmigrante irlandés Nicolás Lowe, el estanciero Saturnino Unzué y el industrial Blas Dubarry dieron importantes aportes al desarrollo de Mercedes. Era la época del llamado “progreso”, y estos hombres se destacaron por su afán de colaborar en la materialización de esos ideales. Nicolás Lowe Nació en Irlanda el 8 de marzo de 1827. Murió en Mercedes el 16 de noviembre de 1902. Don Nicolás Lowe, deseoso de impulsar el progreso rural y de las industrias, promovió la fundación de una asociación para realizar exposiciones y ferias rurales e industriales. “Medio centenar de productores de este partido y de la zona” –dice una crónica de la época– “se han reunido en asamblea y han conformado la Sociedad Rural e Industrial de Mercedes, cuya Comisión Directiva está presidida por el propio Don Lowe, y constituida entre otros por Francisco Acuña, Marcos Cildoz, Clodomiro Villafañe y Juan María Dubarry. La Municipalidad coadyuvó también a la mejor realización de la idea cediendo un terreno que se ha denominado "Plaza Nicolás Lowe", en honor al progresista vecino”. Durante largo tiempo el Banco de la Provincia de Buenos Aires fue la única institución crediticia en Mercedes, hasta que, superada la crisis del 90 y con el fin de satisfacer las necesidades de la actividad agrícologanadera y el rápido desarrollo de las industrias, talleres, fábricas y casas comerciales, a iniciativa de Nicolás Lowe, se fundó el 3 de Marzo de 1892 el Banco Popular de Mercedes. El primer directorio estuvo presidido por él, y el capital con que comenzó sus operaciones fue de 36.100 $ m/n. El Hotel de los Inmigrantes, también fue una realización de Lowe. Sobre esta importante obra, un artículo periodístico en el diario “La Ley” de 1902 dice: “Cuando en los años del gobierno de Juárez tuvo mayor incremento la inmigración artificial, nuestro respetable convecino Nicolás Lowe tuvo oportunidad de visitar la Casa Redonda, el asilo de los inmigrantes en Buenos Aires en el momento de arribar a nuestro país, junto a la Estación Retiro”. “El señor Lowe, a la vista de aquel hacinamiento de hombres en estrecho local, tuvo la idea de gestionar la fundación de casas sucursales en las proximidades de la metrópoli, contando para ello con las ventajas que al efecto ofrecía la ubicación en la provincia de nuestra ciudad. El doctor Daniel Dónovan y los señores Augusto Morés y Pablo Traverso, acogieron con entusiasmo el proyecto del señor Lowe, poniéndose todos a la propaganda conveniente hasta decidir al gobierno nacional por su realización.” “El terreno en que se levanta el edificio pertenecía al señor Lowe, y los vecinos patrocinantes de la idea no tardaron en adquirirlo por precio módico. Con esta base, una comisión vecinal se presentó al gobierno y consiguió la edificación del Asilo de Inmigrantes, establecimiento que fue administrado en sus primeros tiempos por otra comisión de honorables vecinos, y Lowe entre ellos.”
Los esposos Unzué Don Saturnino Unzué y su señora, Inés Dorrego, solían residir temporalmente en el solar heredado de sus mayores, al que dotaron de todos los elementos de embellecimiento y adelanto que sindicaban a la Estancia “San Jacinto” como una de las más importantes y bellas de Sudamérica. Este establecimiento fue fuente de trabajo seguro y tranquilo de numerosas familias de trabajadores rurales. Todos los años los esposos Unzué llegaban a San Jacinto, donde eran proverbiales las brillantes fiestas de año nuevo que personalmente presidían y en las que los chacareros y sus familiares eran objeto de sendos obsequios. “Hasta estos humildes productores alcanzaban los beneficios que derramaba su generoso corazón”, dice una crónica de mediados de siglo XX. En la ciudad de Mercedes, la construcción de la Catedral fue costeada casi totalmente por ellos, que invirtieron cerca de un millón de pesos, construyendo más tarde en el subsuelo la cripta. En el viejo Hospital los esposos Unzué construyeron y donaron el Pabellón San Jacinto. En el Asilo San José se realizaron refacciones que fueron totalmente costeadas por Unzué. Además, las instituciones culturales, sociales y deportivas también recibieron el apoyo del estanciero Unzué y su señora. Blas Lorenzo Dubarry En la década del 30 el viejo Hospital de Caridad de Mercedes sufría muchas necesidades. Empezaban a faltar gasas, algodón, alcohol, etcétera, y la imposibilidad de abonar varios sueldos ponía a la salud pública en una situación muy crítica. Si bien la población contribuía con lo que podía, esto no era suficiente. Hasta que el exitoso industrial regresó a Mercedes y, poniéndose al frente de la cooperadora, procedió a abonar los sueldos al personal con dinero propio. Compró alimentos, medicamentos, proveyó ropa y solventó todas las necesidades. Dubarry construyó el nuevo Hospital de Mercedes, orgullo de la región, diseñado con miras de futuro reuniendo las más modernas condiciones de comodidad, higiene y estructura conforme a las más adelantadas técnicas europeas. Para ello eligió un modelo francés observado por él en uno de sus viajes. Su arquitectura le permite el mayor aprovechamiento de la luz solar, mejor ventilación y reúne el máximo de seguridad, higiene y comodidad. Posteriormente quiso dotarlo del más moderno y perfeccionado instrumental. Para ello comisionó a su primo hermano, el doctor Rodolfo Curat, para que se trasladara a Europa a comprarlo. Algunos se estos instrumentos fueron adquiridos y traídos del exterior, pero otros no se pudieron concretar debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Blas Dubarry no vio concluida su maravillosa obra porque falleció el 13 de mayo de 1940. Fuentes: Diario “La Ley”, “La Voz de Mercedes”, Ana María T. de Ballestero. Museo Histórico Víctor Míguez.
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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