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10/05/15
La costanera del Río Luján está cada vez peor. Desde la desembocadura del Canal de Calle 16 (500 metros antes del Puente del aeroclub), hasta casi llegar al Puente “Del Cañón”, son casi siete kilómetros salpicados de asquerosos, repulsivos y peligrosos manchones (y montañas) del más variado tipo de residuos. Artefactos sanitarios, electrodomésticos, colchones, sillones, cubiertas y pedazos de autos, plásticos de todo tipo, alambres, latas y hierros oxidados, son las porquerías que menos impresionan. El ambientalista Javier Moleres remarcó en este contexto y de modo irónico si los mercedinos merecen por esta pésima imagen (repetida, recurrente, casi inevitable a esta altura) estar en el libro Guinness de los récords. “¿Será que los mercedinos tendríamos que sentirnos orgullosos?” se preguntó el integrante de SOS Hábitat. “Pronto entraremos en el libro Guinness de los récords”, planteó. “El megabasural formado a los lados de la Avenida Dorrego o Costanera, ya es digno de tal distinción. Desde la desembocadura del Canal de Calle 16 (500 metros antes del Puente del aeroclub), hasta casi llegar al Puente “Del Cañón”, son casi 7 kilómetros salpicados de asquerosos, repulsivos y peligrosos manchones (y montañas) del más variado tipo de residuos. Artefactos sanitarios, electrodomésticos, colchones, sillones, cubiertas y pedazos de autos, plásticos de todo tipo, alambres, latas y hierros oxidados, son las porquerías que menos impresionan. Lo más fuerte de ver son los animales muertos, pañales, frascos de veneno, remedios y grandes bolsas cerradas despidiendo líquidos y olores nauseabundos. Algunos de estos montones están ubicados sobre canales que llegan al río, quizá con la intención de que el agua los arrastre y por arte de magia los desaparezca. En otros casos, se nota que alguien periódicamente se ocupa de prenderlos fuego, sin pensar en la cantidad de gases tóxicos que produce la combustión de esos desechos”, denunció. “Por años las ONG ambientalistas han hablado de la necesidad de que la Avenida Costanera sea vigilada -en todo su recorrido- por personal municipal, movilizándose en moto o a caballo, y comunicado con la dependencia policial… pero hasta ahora nada se logró. Décadas atrás, esta avenida era un paseo dominguero y punto de reunión (en el caso del sector de “La Palangana”) de familias que no contaban con quinta de fin de semana. Hoy es tierra de nadie, cualquiera arroja ahí lo que se le antoja y cualquiera tala y hace leña un eucaliptus añoso para su provecho. Pero bueno, quizá la meta de los mercedinos sea esa… figurar en el libro Guinness, por las buenas o por las malas”, concluyó Moleres.
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