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18/06/15
Desde la Comisión Asesora del Comité de Cuenca del Río Luján, cuestionan la “limpieza” del cauce del río. Lo hacen ante el Gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli. “En sus manos está la integridad de los 3000 km2 de la cuenca del río Luján”, le dicen. “Dos de los principales ríos de la provincia de Buenos Aires, el Matanza –Riachuelo y el Reconquista, están tan profundamente dañados que ya casi no son ríos, sino aguas muertas por la que discurre la contaminación. Poco ha cambiado la situación de ambos y de sus respectivas cuencas debido a sucesivas gestiones de gobierno, incluida la suya. La que sí está cambiando, y aceleradamente, es la del la cuenca del río Luján. Ésta es la tercera en orden de importancia socioeconómica de la provincia y no queremos que corra igual suerte que las dos anteriores, pues si bien su situación ambiental es comprometida aún tiene posibilidades de recuperarse. Todavía pueden verse tortugas, lobitos de río en sus riberas, pero sobretodo sus humedales (bañados) aún son enormes reservorios de agua, grandes captadores de dióxido de carbono y atenuadores de inundaciones, un verdadero tesoro frente a las amenazas cada vez más cercanas del cambio climático”, plantean en principio. “Sin embargo, su estado es de un deterioro creciente y las reiteradas inundaciones de los últimos años son un síntoma de ello. Ésto es el resultado de la acción inoperante y la connivencia de varios de los municipios de la cuenca y también de organismos provinciales. Han permitido un gigantesco negocio inmobiliario como es la construcción de countries y barrios cerrados en áreas inundables, ocupando, incluso, aquellas que, probablemente, sean de dominio público. Decimos, probablemente, porque para saberlo con precisión debería haberse delimitado la línea de ribera, que define el limite entre el espacio privado y público, tarea incompleta de la provincia y con claro beneficio para los privados. La operatoria de rellenar el terreno, para elevarlo y poder construir estos emprendimientos, resta tierras a la planicie de inundación del río lo que disminuye la capacidad de almacenamiento transitorio del agua y obstruye su paso cuando hay lluvias copiosas. El resultado es el anegamiento de otras zonas pobladas y los más afectados suelen ser las personas de más bajos recursos”, sostienen. “Ante la situación desesperante de las personas inundadas cada vez con mayor frecuencia, se les están ofreciendo desde el ministerio de infraestructura de la provincia “soluciones” costosísimas y que no resuelven el problema. Se está arrasando, en este momento, con la vegetación de las riberas del río en la zona comprendida entre las rutas N° 8 y N° 9, con la pretensión de eliminar especies exóticas como el acacio negro y con ello facilitar la circulación de elementos extraños (residuos). Esta obra de “limpieza” es de gran envergadura y amerita, antes de su realización, una Evaluación de Impacto Ambiental como lo requiere la normativa vigente. Sin embargo esta evaluación nunca ha sido realizada y se está produciendo un enorme daño a la flora y fauna nativa sin que se solucione verdaderamente nada. Por el contrario, se están eliminando, entre otras cosas, gran cantidad de sauces criollos que amortiguan la erosión y absorben gran cantidad de agua y se incrementará el rebrote del acacio que se pretende combatir. Esta especie debería ser tratada como plaga y, por lo tanto, su eliminación ameritaría un estudio biológico serio para encontrar la forma más adecuada para lograrlo. Las topadoras no son la solución”, cuestionan luego. “Sólo sirven para justificar millonarias obras y hacer algo para que nada cambie, sin atender a causas estructurales como la ocupación de terrenos inundables por urbanizaciones privadas que, aún hoy, continúan construyéndose allí. Para llevar a cabo esta “limpieza” ni siquiera se ha tenido en cuenta que, actualmente, hay una consultora contratada por su gobierno que está llevando a cabo un diagnóstico integral (que incluye aspectos ambientales, hidráulico y socioeconómicos de la cuenca), que es indispensable antes de emprender cualquier tipo de obras. No queremos repetir la triste historia de las otras dos cuencas. Deben suspenderse inmediatamente las obras de “limpieza” y ofrecerse soluciones sustentables e integrales para la cuenca con el diagnóstico “en mano”. está en sus manos detener tanta destrucción”, indican desde la Comisión Asesora del Comité de Cuenca del Río Luján.
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