No sé por qué razón siempre me gustó bucear por la historia, por el pasado de mi pueblo. Un círculo vicioso de preguntas y respuestas en mi cabeza y la necesidad de buscar y seguir buscando. Y al mismo tiempo que desarrollo mi locura soy testigo de otras historias que se van perdiendo; testigo de la destrucción silenciosa que opera en forma constante a nuestro alrededor. Y veo cómo desaparecen toneladas de registros que contienen nuestra historia.
Siento que es hora de despertar nuestros genes de la preservación a nivel social.

En 1985 propuse a las autoridades locales la creación de un Archivo Histórico con la documentación que se encontraba apilada en la cocina del Concejo Deliberante, propuesta que fue bien recibida y pudimos finalmente concretar. Pero el Archivo Histórico Municipal hoy tiene problemas que es necesario resolver. Por un lado la falta de espacio adecuado para cumplir con los requisitos sustanciales para la conservación de la documentación, y por otro un espacio físico más amplio que permita incorporar mucha documentación que espera ser trasladada y que se encuentra abarrotando el archivo administrativo. El proyecto de construcción del Archivo, depósito y laboratorio fue elaborado en 2002 y nunca fue incluido en el Presupuesto Municipal.

Documentación privada
También hay que lamentar la pérdida de mucha documentación que durante sus vidas fueron recopilando personalidades de nuestra sociedad –hoy fallecidos–, como historiadores, escritores, periodistas, fotógrafos, políticos, entre otros, y que no supieron prever el destino de su herencia.

Pero, ¿alguien propuso algún sitio donde recibir y resguardar ese tipo de documentación privada?

Y es obvio que al mismo tiempo no puedo dejar de pensar en mi propio archivo, que si bien no es tan imponente como lo recopilado por otros historiadores contiene muchos datos que son de interés histórico y que me obligan a definir un destino para cuando ya no esté aquí.

Nuestra historia día por día
Buscando los archivos de los diarios locales tomé conocimiento de que hace mucho tiempo gran parte de la colección del diario “El Oeste” se destruyó como consecuencia de las inundaciones.

Tuve la triste experiencia de encontrar los archivos de periódicos locales apilados en un destruido galpón perteneciente al desaparecido linotipista de apellido Romagnoli. El sol, el agua, las polillas y todo tipo de hongos habían avanzado en los viejos papeles hasta convertirlos en polvo. Muy poco pude salvar.

Luego sucedió el desastre de las fuertes lluvias, que ocasionó que se llovieran los techos de la Biblioteca Sarmiento mojando la valiosa hemeroteca que atesora los diarios más antiguos de nuestra ciudad.

En las páginas de nuestros diarios se registran obviamente las noticias que tienen una primera importancia, la de estar informados y conocer lo que sucede, pero también se publican las vivencias de un pueblo, sus problemáticas, inquietudes, proyectos, que trascienden el momento actual y se transforman en registros de nuestra memoria colectiva.

Pero, ¿Qué pasa si se pierden esos registros?

Mercedes Digital
Si se pierde la historia escrita en nuestros diarios, si se pierde la documentación coleccionada por los vecinos, si no se cuidan los archivos públicos, estamos en presencia de una enfermedad social cuyas consecuencias son imprevisibles. Afortunadamente las nuevas tecnologías digitales nos permiten hoy actuar con rapidez a la salvaguarda de información en riesgo. Esa fue una de las razones que me motivó a impulsar el Proyecto Mercedes Digital en 2008. Pero, a pesar de haberse sancionado la Ordenanza Municipal que disponía la digitalización de la información histórica de nuestro Partido, nunca se puso oficialmente en funcionamiento el proyecto.

Artículo publicado en el diario “El Orden”, rescatado del Archivo Romagnoli, y digitalizado.

Memoria colectiva
La información que contienen tanto los diarios como los documentos públicos constituye una fuente valiosísima de nuestra memoria colectiva. Esa información nos permite mantener unida la cadena que entrelaza el pasado con el presente y a la vez nos permite proyectarnos en un futuro común. Las nuevas generaciones cuentan con la historia oral que aportan familiares y vecinos mayores que dan testimonio de sus experiencias, pero lo escrito documenta esas historias, sitúa y da precisiones. Hace poco, por ejemplo, conversando sobre las obras que se están haciendo en el Río Luján bajo la pasarela, lo cual significa la pérdida del Balneario Municipal, nadie sabía que en la década del ’60 se hacían campeonatos de natación.

Conocer esto nos permite tener una más amplia perspectiva a la hora de analizar la problemática actual de nuestro río. Durante los últimos 40 años hemos sido testigos del deterioro de un bien natural que representa la columna vertebral desde los orígenes del Partido de Mercedes. Conocer su historia es posible a través de estas huellas que aun perduran.  

Diario “La Hora” 13/08/1969

Rastros de la historia
Otro ejemplo de la conservación de información publicada en medios de prensa local lo constituye la movida organizada por vecinos y autoridades de la ciudad que hacia finales de la década de los ’60 intentaron crear una Universidad Nacional en Mercedes. Los diarios locales y zonales dan cuenta de este ambicioso proyecto que finalmente se materializa en la constitución de la Universidad Nacional de Luján. Un caso más dentro de una larga lista de sueños truncados, de los cuales nunca siquiera se evaluaron las razones de sus fracasos.

La digitalización de la documentación histórica permite acceder rápidamente a la información para estudiar y conocer los rastros del pasado. Creo que es momento de poner en marcha un programa de Historia Digital que salga al rescate de las fuentes de nuestro pasado y que, al mismo tiempo, fomente el necesario debate entre las generaciones mercedinas a través del tiempo sobre sus costumbres, necesidades, problemáticas y proyectos como comunidad.

 

* El profesor Ciro Lalla es historiador e impulsor del proyecto para digitalizar la información de la ciudad

 

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