Desde el Arzobispado de Mercedes – Luján se dio a conocer el saludo de bienvenida al ciclo lectivo 2016 para todas las comunidades educativas de la Arquidiócesis, de parte de monseñor Agustín Radrizzani.

“Nuevamente juntos. Estarán pensando qué rápido pasaron las vacaciones, otra vez a la escuela, nuevamente las obligaciones… y quizás hasta se pierda de sus rostros la sonrisa…”, indicó en su mensaje el arzobispo.
 
“Las vacaciones son sinónimo de alegría, de regocijo, de descanso, un tiempo para encontrarnos en otros espacios, con otros quehaceres, a veces con nosotros mismos... ¿Pero qué pasa el resto del tiempo, la mayor parte del año? Las vacaciones tienen  sentido justamente por ser el merecido descanso luego del esfuerzo realizado, el corolario de las tareas cumplidas, un tiempo… no todo el tiempo. Los invito a volver a las aulas con entusiasmo, a emprender los desafíos del año con ansias de superación. A entregar nuestro trabajo cotidiano como ofrenda a nuestro Padre. Nuestros desvelos, nuestros problemas, nuestros aciertos y también nuestros errores: “Eso que soy, eso te doy”. Sencillamente nuestra vida”, agregó.

“Los convoco ni más ni menos que a vivir a pleno su vocación: aquello a lo que fueron llamados a ser o hacer. Su vocación por aprender en el caso de nuestros niños y jóvenes; de enseñar por parte de los docentes y de acompañar esta formación paso a paso como parte de las tareas de las familias. Retomemos hoy nuestras actividades no únicamente porque es nuestra obligación, sino porque es la razón de nuestra elección de vida y con esa convicción la haremos desde el amor y el respeto a nuestra misión y a quienes va dirigida. Ese amor por aquello que hacemos y esa vocación de entrega, será el motor que nos permitirá superar los obstáculos que sabemos surgirán a lo largo del año”, indicó.

“No olvidemos sumar, como ingrediente indispensable de esta receta contra el desánimo y la apatía que muchas veces reina en nuestro entorno, un corazón misericordioso. Recordemos amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos y con seguridad nuestra escuela se convertirá en un lugar de encuentro y nuestras familias en nuestro sostén cotidiano. Que la Santísima Virgen de Luján nos ayude a realizar nuestro trabajo con alegría y esperanza. Rezo para que cada uno de nosotros sea testimonio de vida cristiana, por su entrega, su coherencia entre lo que dice y lo que hace y por su corazón abierto a dar el perdón y a recibirlo de quienes haya lastimado. Los quiero mucho. Buen ciclo lectivo 2016”, completó Radrizzani enviando, asimismo, “un saludo fraterno en Jesús y María”.

 

 

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