Un tal Carlos Bompa se ha despachado en el sitio www.independent.academia.edu con un texto en el cual se ocupa de descalificar meticulosamente al paleontólogo José Bonaparte. En el ámbito de las miserias académicas esta práctica no es desconocida, solo que Bompa, en su escrito “Investigadores “célebres”, inventados por la dictadura militar: el caso de José Fernando Bonaparte”, no se detiene en lo académico sino que repasa la vida de Bonaparte desde su nacimiento para presentarlo de la peor manera.

Ignoro quién es Carlos Bompa aunque sospecho el nombre tiene olor a seudónimo, con lo cual de ser así ya comenzamos mal, porque al momento de hacer cargos, al menos entre gente bien nacida, es imprescindible dar la cara. Y si el nombre es real no parece ser tampoco muy célebre. Luego el texto, una calumnia de principio a fin, muestra como todo calumniador la envidia que siente por la figura del denostado, y que lo haga en estos momentos, cuando Bonaparte está en sus 88 años revela un oportunismo bastante malsano.

Tuvo mucho tiempo antes para decir las cosas de las que lo acusa, ya que parece haber “investigado” bien, a no ser que Bompa –quizás un espécimen de alguna corriente política en extinción– se sienta molesto por no poder seguir medrando del erario como burócrata parásito y cargue contra alguien que trabajó a lo largo de su vida, que nació y vivió siempre pobre, sólo apasionado por la paleontología.

Conozco a Bonaparte de toda la vida y no me detendré en rebatir cada infundio del listado de Bompa. Diré sólo que para la época de la dictadura militar Bonaparte ya tenía antecedentes y prestigio suficientes como para que alguien viniera a “inventarlo”. Pero remito al lector al texto referido para que aprecie su bajeza y la cobardía de este tipo al no presentar, si le constan, los cargos por donde corresponde, solazándose en cambio en internet con una compilación rastrera, recabada de diversas fuentes, que más que hablar de Bonaparte lo ponen en evidencia a él y a sus intenciones.

Si hay algo seguro es que el tiempo no se detiene y los comportamientos humanos tarde o temprano acaban por acomodarse donde corresponden. Con seguridad, en ese futuro, Bonaparte ocupará el lugar que su esfuerzo sobrehumano de autodidacta y su capacidad le depararán, y Carlos Bompa –quien quiera sea– habrá de permanecer en la intrascendencia del roedor. Porque lo importante, más allá de lo trillado del latinazgo, facta non verba, que utiliza Bompa en su compilación de mala leche, es que todo lo hecho por José Bonaparte: sus exploraciones, sus hallazgos, sus libros, su reconocimiento internacional, permanecerán, porque son hechos trascendentes, en tanto que la exposición de Bompa se extinguirá como lo que es: un mero palabrerío acusador de mediocre resentido.

                                                         
* Rodolfo Nicolás Capaccio es mercedino, Licenciado en Comunicación Social. Fue director 8 años de la Editorial Universitaria, profesor de la carrera "Comunicación Social" en la UNaM. Dictó cátedra de “Historia de los medios” y “Comunicación gráfica”. Es periodista, docente y guionista de historietas, además de escritor.

 

 

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