A partir de marzo se estarán dictando capacitaciones, cursos y/o talleres de grafología dados por la profesional grafoanalista Sonia González Maciel, de Mercedes. Para mayores informes quienes estén interesados pueden contactarse al teléfono celular 15560356, o fijo 02324-602111.

La grafología es una herramienta importante para la selección y promoción de personal, para la justicia, (grafología forense), orientación vocacional, para los educadores (docentes), para trabajadores de Recursos Humanos en general, para psicólogos, psiquiatras, médicos y todo aquel con inquietudes existenciales e intelectuales.

“El que mejor se conozca y conozca a los demás, también será el que mejor oriente su vida, organice su profesión, influya en la gente...”. Esta frase define y apunta a la ciencia grafológica, que en sí es parte de la psicología experimental y profunda.

Es la ciencia o estudio de la escritura. Mediante este acto humano, de escribir, analizando sus trazos, mediante un método específico, se podrá conocer el alma humana, su carácter, temperamento y tendencias. Filósofos como Aristóteles, y Suetonio tomaban ya algunas escrituras y las relacionaban con el carácter y cualidades individuales del escribiente.   

Es a partir del Renacimiento donde el arte de la escritura se extiende entre las personas cultas de la época, desde aquí se poseen fehacientes ensayos grafológicos. Referencias concretas, a partir del año 1659, desde aquí, muchos intelectuales, filósofos, médicos y psicólogos han aportado y contribuido al conocimiento de esta ciencia, auténtica disciplina científica: Michón, Crepiuex Jamín, Klages, Pulver, y más actuales como Auguso Vels, Xandró, Matilde Priante, Amado Ballandras (argentino) ó Curt Honroht (alemán radicado en Argentina), entre muchos.

“Lo cierto es que a través de la escritura podemos conocernos y también a los demás, y explorar algo tan complejo y gratificante como es el ser humano. Analizamos cada trazo, mediante los géneros gráficos, como ser el tamaño en la escritura, la forma, la presión, la dirección, etcétera, tendremos también, en cuenta, el simbolismo del espacio, en el cual escribimos y nos movemos, conciente e inconcientemente, y cada uno de estos aspectos tiene su correspondencia bio-psicológica”, indicó al respecto Sonia González Maciel.
     
“Por ejemplo, el tamaño nos indica el nivel de autoestima, cómo y cuánto nos valoramos, y de la necesidad de expansión del individuo, por ejemplo si la letra es pequeña, nos indicaría que este individuo necesita mayor autoconfianza, introvertido, poco dado al tacto social, detallista, observador y prudente”, agregó.
   
“A esto tenemos que sumar el resto de los significados psicológicos de los demás  géneros y letras reflejas; así, vamos “armando” el retrato psicológico del individuo que nos escribe y firma”, completó la grafoanalista.

 

 

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