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23/03/16
No sé si hay algún motivo especial para recordar con más énfasis los aniversarios con cifras redondas, pero el hecho es así, para nosotros, al menos… y hoy necesito hacerlo. Y que veinte años no es nada, y que cuarenta menos… porque de pronto puedo sentir que fue anoche, que mi hermano golpeó la puerta donde estábamos durmiendo junto a nuestra hija de pocos meses, para decir “dieron el golpe”, o algo así. Era la madrugada del 24 de marzo de 1976, y se escuchaba por la radio una marcha militar. A partir de ahí la confusión y la oscuridad. El golpe estaba cantado, sabíamos que era inevitable. Los tiempos felices habían durado muy poco: Perón estaba muerto, la triple A había tenido carta libre para asesinar militantes, o simples simpatizantes del peronismo y otros grupos de izquierda, pero a partir de ese día todo estaba jugado. Golpe militar, decíamos entonces, después con más justeza se lo nombró como correspondía: golpe cívico-militar. Y con mayor impunidad aún, siguieron las persecuciones, las cesantías, la cárcel, el exilio, los asesinatos, la tortura, y lo que no podíamos ni siquiera imaginar: la desaparición de personas y el robo de niños. "...pecado de juventud (dice Raúl Carnota), no imaginar las traiciones y jugarse a cara o cruz porque le sobran cojones..."
Pecado que fue castigado con crueldad, con planificación, a toda conciencia, por quienes se hicieron dueños de la vida y del orden, seres mezquinos, banales, intrascendentes, que ejecutaron el guión pensado, como siempre, por quienes tienen el poder real. Terroristas de Estado. Yo hoy sólo quiero recordar, como una testigo. No me siento una sobreviviente (aunque tal vez, como muchos, lo sea, aún sin saberlo). Traer con mi memoria a los compañeros y compañeras de los barrios mercedinos, que estaban ahí y siguieron estando, alentando a "esa Juventud", demostrando su cariño, su convicción, su peronismo que venía desde muy lejos... y que nos enseñaron con su propia vida. Recordar a todos quienes nos ayudaron en los momentos más duros, aunque no compartieran nuestras ideas. A las madres y padres que debieron salir a buscar sus hijos e hijas desaparecidos, sus nietos apropiados. Ninguna palabra me alcanza para homenajearlos. Y recordar a los compañeros y compañeras de la Juventud Peronista, a los de acá, especialmente: acariciar su imagen, su entrega, sus ideales, sus aciertos, y también sus errores, si los hubo; a los que sobrevivieron, y a los que no volvieron. Y para ir terminando, me voy a dar un permiso: nombrar a tres militantes, y en ellos a todos: – A Luis Goycochea (Lucho), asesinado por la Dictadura Militar. Porque su integridad y su plena conciencia de lo que significaba el compromiso que había asumido, fue y será siempre ejemplo. Y termino, pensando y preguntándome: ¿qué le está pidiendo este presente a ese pasado? y ¿qué más le está pidiendo ese pasado a este presente? "No te conocí y aún te extraño
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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