El mercedino Emilio Marcelo Perera murió en medio de una polémica que se desata en el Servicio Penitenciario, donde revestía tareas. Se infectó de hantavirus en la Unidad 47 de San Martín, ubicada a pocos metros de un enorme basural lleno de ratas.

Hacía quince días que el cabo primero Perera estaba internado, y su muerte a los 32 años, dejando tres hijos menores de edad, causó indignación y provocó un acuartelamiento en reclamo de respuestas de la Gobernación.

Para ir a trabajar, el joven viajaba cotidianamente 110 kilómetros desde Mercedes, donde vivía junto a su familia.

El hantavirus es una enfermedad viral aguda grave, causada por el virus hanta. Los roedores lo transmiten a las personas a través de la saliva, las heces y la orina. Para prevenirlo, los especialistas recomiendan, básicamente, mantener condiciones mínimas de limpieza.

Cerca del mediodía de este viernes, Pereda falleció tras contraer hantavirus, producto de un enorme basural infectado de ratas ubicado a pocos metros de las compañías para dormir. Según informó el portal RealPolitik, el agua en la dependencia no es potable.

La unidad 47 está ubicada en el mismo predio que las 46 y 48 de San Martín, sobre el Camino del Buen Ayre y Debenedetti, en la localidad de José León Suárez, aunque pertenece al departamento judicial de San Isidro. Es un establecimiento mixto, con régimen cerrado, de modalidad atenuada para procesados y moderada para penados.

“Pedimos que se intervenga el Complejo San Martín, que se aplique la Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo ley nº 19.587 y su decreto reglamentario 351/79 y decreto modificatorio 1338/96. Si se hubiese cumplido la normativa vigente, si no se hubiesen construido estas cárceles en rellenos sanitarios, la falta de responsabilidad por permitir estas construcciones por parte del Estado, hoy no lamentaríamos la pérdida de una excelente persona como Marcelo”, sostienen sus allegados en el reclamo.

 

 

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