Un final feliz hubo para Sofía Acosta después de mucha lucha que realizó su familia, especialmente su abuela, para poder conseguir que le realizaran un implante coclear, con el que volverá a escuchar con su oído izquierdo. La intervención quirúrgica fue realizada por primera vez en el Hospital Blas Dubarry, y mucho tuvo que ver en todas las gestiones la Unión Obrera Metalúrgica Seccional Mercedes, que logró solventar todos los gastos de esta compleja práctica.

El implante coclear es un producto sanitario implantable activo de alta tecnología que consiste en un transductor que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. Estas señales son procesadas mediante las diferentes partes que forman el implante coclear, algunas de las cuales se colocan en el interior del cráneo y otras en el exterior. Ayuda a las personas a escuchar y puede ser utilizado para personas sordas o que tengan muchas dificultades auditivas. No es lo mismo que un audífono, pues es implantado quirúrgicamente y funciona de manera diferente.

La abuela Rosa fue una de las que más debió trajinar para lograr que a Sofía, de 12 años de edad alumna de 2º año de la escuela secundaria 13, se le realizara el esperado implante. Su padre, Sebastián Acosta, trabajaba cuando se le diagnosticó el problema a la nena en la metalúrgica Sanmartín y como afiliado de la UOM comenzaron en el gremio todos los papeles para lograr el tratamiento y finalmente la operación, que se concretó el pasado 22 de abril.

Desde 2007 que le hacen una audiometría en el último año del jardin, la fonoaudióloga detectó el problema de oído a Sofía. “Así fue que empezamos a ir al Garrahan”, recuerda la abuela. “No teníamos mutual y seguíamos con las audiometrías. Pero luego Sofía se ponía fastidiosa, hablaba fuerte y nos decía que no escuchaba. Cuando empezó así fui al hospital, hablé con el doctor Príncipi que siempre me atendió de una manera especial aunque no lo conozco de forma previa. Le comenté el problema y le dije que no tenía dinero para llevarla a un médico particular, le expliqué que estaba yendo al Garrahan y que las audiometrías nos daban como que no tenía nada, aunque un estudio había salido mal, ellos decían que Sofía por ahí se distraía. Príncipi me dijo entonces que seguiríamos con las audiometrías en Mercedes, me envió al doctor Horacio Rivera, otrrino de niños, que no atendía en el Hospital pero lo llamó Príncipi por teléfono adelante mío y le pidió que la viera a Sofía. Al otro día la llevamos y nos atendió muy bien, empezamos con nuevos estudios, tuve que viajar al policlínico de la UOM a hacerle una tomografía. Y debo decir que nunca me cobraron una moneda. Cuando traigo la tomografía, Rivera me dijo que Sofía tenía un problema y se necesitaba un implante coclear, y yo no sabía lo que era. Me dijo que eso iba a ser un cambio de vida para Sofía”.

Así comienza el relato de una travesía que luego de un tiempo se convertiría en realidad. Pero hubo que andar mucho para lograrlo. A la abuela Rosa nada la detuvo, y a su lado contó con muchos que la apoyaron. “Aquí en la obra social arrancaron el trámite en 2013, presentamos los papeles y la gente de acá tomó el caso muy en serio, al igual que lo había hecho Príncipi. Yo traje todos los certificados y estudios, e incluso tuve que ir a San Justo a llevarla a un médico de la UOM que no dudó nunca que Sofía precisaba el implante por el problema que tenía. Fue mucho lo que anduvimos y los médicos nunca nos cobraron, y en la Seccional de la UOM los chicos trabajaron muy bien, nos atendieron en todo, hubo que esperar pero se logró. El año pasado antes de las fiestas el señor Fernando Núñez nos contó que había viajado muchas veces en el año por nuestro problema y nos dijo que el aparato estaba por entrar a la Argentina. Yo me emocioné mucho, y en marzo nos comunicaron que el aparato ya estaba y que la operación sería en un mes. Se hizo finalmente el 20 de abril, y debo agradecer mucho a la obra social y en especial a Gustavo Bría, Alfonso Castro, a José Vanegas y al señor Fernando Núñez que peleó tanto por esto. Y además a todos los profesionales como los doctores Príncipi, Rivera y la doctora Crespo”, completó la mujer.

El implante se colocó rápidamente con anestesia total, en el Hospital Dubarry, en una intervención sin precedentes en Mercedes y la zona. La vida de Sofía cambiará totalmente cuando se cicatrice la herida y se programe el aparato, que ya fue probado externamente con una vicha por fuera y fue activado. En pocos días será nuevamente activado, ya en el implante colocado. Solamente el aparato tendría un costo cercano a los 25 mil dólares, y todos los gastos incluidos los de la intervención en el Hospital fueron cubiertos por la obra social. “No estamos en ningún partido político ni recibimos ayuda de ninguno de ellos, solamente lo hicimos a través de la obra social. Y tuvimos la suerte de que lo hicimos en el momento justo porque ahora cuesta mucho conseguir estas cosas”, destacaron desde la familia de Sofía, plenamente agradecidos.

 

 

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