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02/05/16
Debemos acudir a un bello poeta, como Hernández, para ponerle palabras a este “manotazo duro, a este golpe helado” que nos ha dejado sin respuestas en este aciago fin de abril. Un joven dirigente político ha partido, casi sin darnos cuenta y una sociedad mercedina empezó a mirarse, los unos en los otros, como buscando una explicación, algún atenuante. Poco encontramos, mucho menos un por qué. No he sido su amigo personal ni su colega partidario, ni siquiera un compañero ocasional de ruta. En rigor, sólo he sido su elector, como tantos miles de habitantes de mi pueblo. Alguien que despertó la confianza para apoyarlo en la última lid electoral. Fue ganando la adhesión de jóvenes de su divisa y luego de infinidad de ciudadanos que veíamos en él, los atributos de un dirigente apasionado y honesto. No se pudo dar y él demostró cómo debía ser un demócrata en las contiendas, aceptando el resultado y aportando soluciones a su comuna. Una gran parte de la sociedad esperaba, con serenidad y paciencia, próximos desafíos democráticos, sabiendo que existía un muelle dónde amarrar nuestras expectativas, un lugar seguro para confiar nuevos rumbos de sociedad. Quizás le hemos cargado demasiado de nuestras propias angustias y deseos. A lo mejor era mucho para una sola humanidad, generosa y con el fuego interior para conquistar el mañana. Hemos perdido mucho, era desgarrador ver a decenas de jóvenes envueltos en lágrimas y a mayores llorar desconsoladamente. Este sentimiento de orfandad colectiva es raro en la vida pública y es quizás el mayor de los tributos que le hemos entregado en forma espontánea y sin retaceos miles de mercedinos. Queda lo irremediable para su joven familia. Alguien irremplazable les falta así, de un zarpazo. La calidez popular no hace sino acentuar su ausencia y hacer más importante su legado. Pero siempre será escaso para su compañera e hijos. Debemos, imperiosamente, apelar a lo mejor de nosotros mismos para asumir esta impotencia y aprender de alguien que sin lugar a dudas hizo docencia. Si faltaba un postrer ejemplo dejó su cuerpo para brindar vida a otras personas. Es un símbolo pleno de la pasión política; la entrega genuina a los demás. Y este ejemplo de vida superará a la muerte sólo sí personal y colectivamente sacamos las enseñanzas necesarias. Sólo sí no olvidamos esta pasión y sus valores. Para que sus sueños inconclusos, se completen en su debido momento de la mano de quienes hayamos entendido este doloroso pero trascendental mensaje. Oración: El dolor es una espina punzante, clavada entre incertidumbres. La orfandad es una sombra que reclama volver a su dueño. El olvido es la indiferencia de los ojos que hemos querido. Ya sabemos; no desmemoriar el compromiso, no dejar en soledad a sus seres queridos, no abandonar los valores que se irguieron lenta, segura y apasionadamente.
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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