Por Susana Spano
Abogado (del latín: advocatus, ‘llamado en auxilio’) es aquella persona que ejerce profesionalmente la defensa jurídica de una de las partes en juicio, así como los procesos judiciales y administrativos ocasionados o sufridos por ella. Además, asesora y da consejo en materia jurídica.
Así define el diccionario esta digna y meritoria profesión. Pero… ¿qué sucede cuando los abogados dejan su maletín, repleto de expedientes o cierran la puerta del estudio para convertirse en personas comunes y corrientes? Sucede que son capaces de jugar, hacer travesuras, criticar sus propios tics, o mostrar la lucha cotidiana al enfrentar críticas, a veces, inmerecidas.
El jueves 16 de junio, presenciamos al ensayo de una obra de teatro, escrita y dirigida por Javier Laresca quien, además de excelente actor, es abogado. Este hecho le permitió, a través del humor, llegar a la esencia del “metier” de su profesión.
“No hay mal que cumpla cien años” es el nombre de la pieza con la que se inauguran los festejos por el centenario del Colegio de Abogados, en la que participan varios hombres y mujeres relacionados con el derecho.
Al final del ensayo hablamos con el director de la obra:
-¿Podemos calificar a la obra como una sátira?
J.L.- Yo diría que es una mirada, desde el humor, de los cien años de historia, sin ser tan fidedigna y una especie de autocrítica humorística de lo que vivimos a diario los abogados; con la intención de revalorizar la importancia de una colegiatura.
-¿Cómo se eligió el elenco?
J.L.- Fue un llamado abierto que efectuó el Colegio a todos los matriculados y al Colegio de Magistrados para que conformaran un grupo de teatro y participaran en los festejos del Centenario.
-¿Cuánto tiempo llevó el armado de la obra?
J.L.- Las conversaciones para el proyecto comenzaron hace un año. El guión me llevó aproximadamente tres meses, y después comenzaron los ensayos, la elección de la gente para cada papel, la puesta en escena. Los actores tuvieron total libertad para trabajar, si deseaban agregar algo podían hacerlo.
-¿Fue fácil dirigir a un elenco tan numeroso?
J.L.- Lo disfruté mucho, encontré en ellos mucha predisposición, muchas “ganas”. Cada uno tiene una capacidad y una experiencia diferente. La idea fue nunca dejar a nadie afuera, ni hacer un casting para ver quién era mejor. No, esto es un festejo, lo festejan todos, cada uno desde su lugar y el que dijo “yo me animo” está en la obra. Lo más difícil fue equilibrar las escenas para que el resultado fuera el esperado. Esperemos que el público lo reciba así.
-¿Tiene intervenciones musicales?
J. L.- Sí, tiene dos partes musicales, la letra es mía y la música es de Damián Tessore (en cuyo estudio grabamos) y Florencia Chena. Además enlaces musicales entre escena y escena, y en el final hay una sorpresa que creo va a ser impactante.
- ¿Fue buena la experiencia de escribir?
J.L.- Sí. Pero uno está un poco ansioso esperando el impacto del público como una suerte de orientación anímica y, si realmente gusta, puede abrirse una puerta para seguir. De todos modos acá se cumplieron muchos objetivos que se habían trazado: celebrar desde el punto de vista teatral el cumpleaños número cien del Colegio, tener una autocrítica humorística de nuestra profesión, y animar a nuestros colegas a formar parte de una expresión teatral.
Te quiero contar, además, que el día del estreno va a haber otras expresiones artísticas. Nuestro colega José Gasparini va a exhibir en el hall del teatro sus cuadros y, además, traerá para la exposición algunos de su abuelo, el célebre pintor gauchesco Osvaldo Gasparini. Esto demuestra otro de los objetivos que nos propusimos, cuando encaramos los festejos: que el abogado, además de su profesión, es una persona que está en contacto con el arte.
-¿Qué expectativas para el estreno de la obra?
J.L.- Que mis colegas, que le pusieron el cuerpo a esto, lo disfruten porque han confiado en este proyecto, en mí, que hace meses atrás les decía que estuvieran tranquilos que iban a llegar a pisar un escenario y que lo iban a hacer bien, que la gente se va a divertir.
Cuando no tenés ninguna experiencia tenés que confiar, dejarte caer y que el que te dirige te ataje y ellos lo hicieron: confiaron en mí y lo hicieron muy bien, por eso quiero que lo disfruten y ese día tengan la recompensa del aplauso del público porque se lo merecen por el excelente trabajo que han hecho.
El jueves 23 y el domingo 26 de junio, a partir de las 20.00, subirán al escenario del teatro Julio César Gioscio (por orden de aparición): Roberto González, Javier Laresca, Jorge Pereyra, Juan Pablo Sáenz, Gabriela Fasciolo, Sergio Pignataro, Micaela Sebastiano, Adrián Landini, Laura Pardini, José Gasparini, Patricia Leva, Laura Rosso, Natalia Martín, Maite Landini, y Horacio Vero. Voz en off: Vilma Bafundo. En lo musical, arreglos, dirección y composición de Damián Tessore y composición de Florencia Chena.
Ese día las luces, el sonido, el vestuario y los personajes nos llevarán de la mano por estos cien años transcurridos. La ingeniosa picardía, ideada por Javier Laresca e interpretada por este grupo entusiasta dejará de lado (por un rato) los expedientes, las audiencias, las mediaciones, los juicios y solo procurará hacernos reír, haciendo realidad el viejo adagio que reza “El que se ríe de sí mismo, es sabio”.
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