El viernes 15 y sábado 16 de julio próximos, a las 20.30, y el domingo 17, a las 17, en la Sala “Alberto Ginastera” del Teatro Argentino de La Plata se presentarán las últimas funciones del ballet Don Quijote, con música de Ludwig Minkus y coreografía de Marius Petipa, repuesta y adaptada por Víctor Filimonov. Intervendrán el Ballet Estable, que conduce Maricel De Mitri, y la Orquesta Estable, dirigida en esta oportunidad por Gustavo Fontana.

En esta coproducción con el Teatro Colón de Buenos Aires, la escenografía le corresponde a Enrique Bordolini, el vestuario a Eduardo Caldirola y la iluminación a Rubén Conde. En el papel de Kitri se alternarán Marianela Bidondo (15 y 17) y Julieta Paul (16) y en el rol de Basilio, Devid Gómez (15), Bautista Parada (16) y Esteban Schenone (17). Los demás papeles son asumidos por distintos integrantes del Ballet Estable.

Entradas: desde $ 60, disponibles en la boletería del Teatro, de martes a domingos, de 10 a 20, o a través de TuEntrada.com, Tel. 5533-5533 (Capital Federal).

Para la función del domingo 17 de julio habrá ómnibus destinados al público de la Capital Federal que partirán desde la Casa de la Provincia de Buenos Aires, Callao 237, dos horas y media antes del comienzo del espectáculo. Los pasajes de ida y vuelta cuestan $ 200 y pueden ser adquiridos por medio de TuEntrada.com

Entre las obras preferidas por el público
Inspirada en el episodio de las bodas de Camacho, incluido en el vigésimo capítulo de la segunda parte de la inmortal novela de Miguel de Cervantes, el argumento narra los amores de Kitri, la hija del tabernero Lorenzo, con el joven barbero Basilio.
Como el padre quiere casarla con el viejo y rico Camacho, Kitri y Basilio tendrán que urdir varias intrigas hasta lograr, con la intervención del mismo Don Quijote, que Lorenzo termine por aceptar su unión.

Aunque no es el único acercamiento de la danza a la novela de Cervantes, este ballet creado por el genial Marius Petipa y estrenado en el teatro Bolshoi de Moscú en 1869, es el único que ha logrado trascender hasta nuestros días.

El lenguaje coreográfico de la pieza, rebosante de humor y romanticismo, junto a las oportunidades de lucimiento que ofrece a los intérpretes, por el grado de virtuosismo que les exige, han contribuido para convertirla en una de las obras favoritas del público de todo el mundo.

 

 

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