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19/09/16
“Como si pasara un tren”: Una lección de teatro La obra escrita y dirigida por Alejandra Romanin se presentó el sábado 17, en el Teatro Talía. Muestra diferentes estados de ánimo, sin transición, y concluye con la nostálgica convicción de que el amor es el bien que todo lo supera.
Por Susana Spano En su Poética, Aristóteles habla de "la imitación de la realidad". Cuando menciona al Teatro –“drama”– se refiere a la imitación de hombres en acción. Y plantea que al contemplar la obra de arte (tragedia, comedia, etcétera), el hombre aprende y razona; y sobre todo se reconoce en la obra o reconoce la acción humana. Quienes tuvimos el placer de ver la obra que se presentó el sábado 17, en el Teatro Talía, podríamos aplicar perfectamente el concepto aristotélico pues, de un modo u otro, cada espectador fue tocado en forma especial por la obra que Lorena Romanin escribió. “Como si pasara un tren” habla de un tema recurrente en la literatura: la relación entre padres e hijos. Pese a ello, el tratamiento que propone la autora atraviesa límites que renuevan la pregunta: ¿Debemos dejar volar, libremente, a nuestros hijos? ¿Nos resignamos a ocupar un papel secundario en su vida, mirándolos, desde otro lugar? Generalmente las madres solemos tener miedos; porque nuestro vínculo es más estrecho o forma parte de nuestra naturaleza. Lo cierto es que el desprendimiento siempre es traumático, doloroso y, muchas veces se prolonga o se niega. Sin embargo, un día, una circunstancia, un hecho o una persona, muestra que ese “amor” es una carga pesada y agobiante. Lorena Romanin plantea estos temas de manera inteligente, alternando la risa con la emoción, calando profundamente en la sensibilidad del espectador, hasta llegar a la “catarsis” adecuada. Susana (Silvia Villazur), la madre de Juan, es categórica, dominante y lo protege continuamente de futuros “peligros”. Juan acepta mansamente lo que ella dice. Un día, llega a la casa Valeria (Luciana Grasso) y con ella el joven se proyecta hacia otro espacio, otras ideas, otro discurso. Silvia Villazur realizó una soberbia composición de Susana, la madre que fluctúa entre el dominio y la ternura, la carcajada y el llanto, el ahogo y la furia, sin descuidar los matices más sutiles que semejante trabajo exige. Luciana Grasso, con solvencia escénica, reflejó a una Valeria rebelde y tierna que, a través de sus transgresiones, desmorona la sólida fortaleza en que la madre ha encerrado al hijo. Guido Botta Fiora cumplió una actuación brillante en su caracterización de Juan, apelando a todos los matices que el personaje requiere. Fue notable su manejo corporal y su composición mostró un registro impecable. La dirección de Romanin fue equilibrada y armónica, llegando a su más alta expresión en el baile de los jóvenes, donde la plasticidad de ambos reveló la tensión que subyace detrás de lo gestual. Muy buena la asistencia de dirección de Mariano Mandetta. Adecuados los efectos de luz y sonido que complementan la acción. “Como si pasara un tren” es una obra excelente, que muestra diferentes estados de ánimo, sin transición, y concluye con la nostálgica convicción de que el amor es el bien que todo lo supera.
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