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23/10/16
Opinión: De Kyoto a Marte, sin escalas La afectación del hombre sobre la naturaleza está llevando al planeta a modificaciones irreversibles. A fines del siglo XXI llegaremos a un aumento en la temperatura de 4°C. Y la mitad del planeta sería inhabitable. Por Miguel Palma 
En la actualidad nuestra civilización enfrenta uno de los cambios más grandes a nivel científico, ambiental, y económico en toda la historia de la humanidad. Este proceso está gobernado por el “Cambio Climático Antropogénico”, o sea la afectación del hombre sobre la naturaleza, que está llevando al planeta a modificaciones irreversibles en su armonía entre los sistemas. Como todo el mundo debe saber, estamos ante la presencia de un exceso en la emisión de gases de “efecto invernadero” en la atmósfera. La concentración de estos gases es el principal acelerador del cambio climático, alcanzando un nuevo récord histórico con un aumento del 30% en las últimas décadas. Los expertos en clima y efectos del calentamiento global han anunciado que incluso recortando las emisiones para cumplir con los objetivos de Kyoto en 2020, a finales de siglo XXI nos acercaremos peligrosamente a un aumento en la temperatura de 4°C, que es cómo decir adiós a la vida sobre el planeta. El panorama es desalentador, ya que con una subida media de 4°C en las temperaturas para el lapso 2050-2100, la capacidad del planeta para albergar seres humanos se reduciría a menos de 1.000 millones de personas. Esto es hablar de una mortandad de casi el 95%. El escenario para los próximos 35 años está indicando la reducción de disponibilidad de fuentes de agua, precipitaciones en constante aumento en algunos lugares y en otros desertización total, se duplicarán las sequías y las inundaciones, y lo que es más importante es que los niveles del mar subirán de 1.1 a 3 metros (2050), incrementándose hasta los 7 metros con el paso de los siglos incluso aunque cese el calentamiento global.
Con un aumento de 3°C estaremos llegando a un punto de no retorno, la mitad del planeta sería inhabitable, y los ecosistemas oceánicos y terrestres, y la cadena alimentaria colapsarían. El evento también exterminaría a una gran parte de las especies animales del planeta, como ya ha ocurrido en otros períodos de extinciones de especies por ruptura del equilibrio entre los sistemas. El panorama es apocalíptico y los pronósticos muy obscuros, ya que a pesar de las metas previstas en el Protocolo de Kyoto, las emisiones de dióxido de carbono lejos de reducirse siguen aumentando y alcanzando nuevos récords. Se piensa que la salida a esta situación son las Cumbres del Cambio Climático de la ONU, donde se reúnen alrededor de siete mil representantes de 193 países todos los años. El trasfondo no es nada alentador: en lugar de los 2°C que se establecieron como límite del calentamiento global para el Siglo XXI, el mundo se dirige hacia los 4°C. En la Cumbre Climática de Cancún (2010), según recomendaciones de los científicos se establecieron 2°C como una línea roja que no debía cruzarse, y que sin embargo se cruzó. Como resultado de esto tenemos algunos eventos producidos por la furia de las tempestades que puedo citar para los últimos años: huracanes Sandy (NY) y Katrina (NO), inundación pluvial La Plata (Argentina), inundaciones torrenciales en China, Francia, Alemania, etcétera, huracanes tipo Caribe en Uruguay, Paraguay, Santa Catarina (Brasil), Misiones (Argentina), tsunamis en Java, terremotos en Haití, Japón, Afganistán, Ecuador, Italia, etcétera. La realidad es que el Protocolo de Kyoto, único acuerdo de protección climática con obligaciones vinculantes para reducir las emisiones, venció a finales del año 2012 (vigente desde 1998), pero se extendió hasta el 2020. Ahora debe lograrse un acuerdo climático para todo el mundo a partir del 2020. Los organismos internacionales especializados advierten que mantener las políticas actuales provocará un calentamiento global de 3,5°C, muy superior al objetivo internacional de 2°C, y eso tendría consecuencias nefastas, y de una dimensión impredecible para toda la humanidad. Hoy por hoy estamos ante una encrucijada. El planeta sigue aún muy lejos de alcanzar un acuerdo para detener el cambio climático. Después de 18 cumbres con la movilización de miles de personas alrededor del mundo y millones de documentos elaborados, los delegados de los países intervinientes mantienen aún diferencias insalvables. Esto puede explicar la cantidad de recursos que se invierten en la exploración del planeta Marte, después de descartar a la Luna como un lugar con posibilidades de desarrollar una civilización. El cosmos es un objetivo para pocos, nosotros mientras tanto seguiremos en el Titanic.
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