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09/11/16
Opinión: “La culpa no es del río, sino de la expansión poblacional sin planificación” Las inundaciones en Mercedes en la Nueva Era de la Tierra (un conflicto climático). Una propuesta metodológica para su remediación mediante el Análisis de Riesgos. Por el doctor Miguel Palma
En este transcurrir del Siglo XXI, la extensión de los hielos marinos en el Ártico fue la más reducida que se haya registrado, según datos de la NASA y de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos. Este proceso tiene relación con el aumento global de las temperaturas en la atmósfera, donde alcanzaron en este año un “récord” tanto a nivel de la superficie terrestre como marina, lo que ocasionó la reducción de las calotas de hielos marinos, y como consecuencia que continúe subiendo el nivel del mar. Se estima que para un ascenso de la temperatura de 2°C a 3° C, el nivel de de los océanos ascendería hasta 4 metros, que es una situación no deseada para todos los habitantes de regiones costeras. Ya el año 2015 hizo historia con temperaturas máximas sin precedentes, olas de calor intensas, precipitaciones más abundantes de las esperadas, graves sequías y una actividad excepcional de los ciclones tropicales, que ahora también azotan las regiones australes. En la provincia de Buenos Aires es muy conocido el fenómeno de la “sudestada” que origina un ascenso del nivel del océano, lo que impide el drenaje natural de los ríos de vertiente atlántica al ver obstaculizada su salida por la masa de agua elevada, que actúa como una pared. Este ascenso del nivel del océano impide el escurrimiento de las aguas continentales, originando un reflujo hacia las nacientes de las subcuencas, colmatando la capacidad de los cauces, y originando su desborde produciendo las recurrentes inundaciones pasivas que afectan a en este caso a todas las ciudades adyacentes al curso del río Luján. Estas inundaciones se manifiestan de manera constante en la provincia con diferente intensidad y distintas afectaciones. Es un fenómeno que pone en vilo a toda la ciudadanía y a los representantes de las instituciones gubernamentales, y sobre el cual se proponen diferentes soluciones, que ante la rápida expansión urbana, especialmente en la zona de desagüe del río Luján, en el Delta del Paraná, hacen que todo el esfuerzo técnico y financiero se diluya sin aportar soluciones concretas. En este artículo voy a dar mi opinión desde el punto de vista de un naturalista de profesión, y en función de más de 35 años de trabajos sobre evaluación de amenazas naturales realizados en la mayoría de los países de Latinoamérica, con el objetivo de reducir las amenazas, mitigar la vulnerabilidad, y preparar a las comunidades para los embates de los diferentes eventos “fuera de secuencia” que se avecinan en el futuro más próximo, como consecuencia del “Conflicto Climático” instalado entre la atmósfera, la hidrósfera y el hombre. En primer lugar presento mis respetos y disculpas a todos los profesionales y técnicos que han tratado y luchado con este tema de las inundaciones durante todo este tiempo. Esto obedece a que una prolongada y obligada ausencia de mi ciudad natal por temas laborales, hacen que no tenga un real conocimiento de lo que se ha hecho o se quiere proyectar para reducir el efecto de las inundaciones. Tampoco dispongo de la Base de Datos centralizada, ponderada, estandarizada, georeferenciada y digitalizada para poder obtener modelos automáticos de detalle. Por lo tanto voy a analizar la situación desde mi experiencia y basándome en modelos análogos que se han producido para situaciones semejantes a las del río Luján, a partir de una evaluación del Escenario de Riesgos en un contexto de condiciones hidroclimatológicas extremas ante el aumento de temperaturas tan anunciado y la consecuente elevación del nivel del mar, sin olvidar incluir en las evaluaciones además de la frecuencia e intensidad del fenómeno ante diferentes escenarios, los distintos aspectos de la vulnerabilidad, que es uno de los parámetros que mayor incidencia tiene en estos modelos. Voy a partir modelando de manera digital (al no disponer de Base de Datos) la situación actual y una comparativa al año 2050 DC, en función de los “vestigios” geomorfológicos que se pueden observar en Modelos de Elevación Digital del Terreno (MED), aumentando progresivamente la temperatura y el nivel del mar en la desembocadura del delta. Se hace evidente que un aumento de estas dos variables va a originar un reflujo hacia las nacientes de la subcuenca, ascenso del nivel del río y desborde. Es de destacar que el oeste de la provincia de Buenos Aires aporta también con agua meteórica que escurre hacia el río, con lo cual tenemos una cubeta que se va llenando y rebalsando por sus nacientes y por su desembocadura. Todos conocemos que esta cubeta alargada tiene una trayectoria que “intersecta” a las ciudades de Suipacha, Mercedes y Luján (por citar algunos municipios de gran desarrollo de sus cascos urbanos). Sería lógico pensar que muchas de las obras proyectadas para paliar las inundaciones deben estar relacionadas a su desembocadura donde se pudo haber propuesto reducir la amenaza mediante un diseño de canales de desagüe radial, en la creencia de que mayor cantidad de canales producen un mayor desfogue de las aguas fluviales hacia el delta. Considero que este tipo de solución agregaría más riesgo al problema, ya que al aumentar el nivel del mar y taponar la desembocadura en el Paraná de las Palmas, estos canales van a facilitar una mayor entrada de agua con dinámica de reflujo hacia las nacientes de la subcuenca, aumentando las áreas de inundación pendiente arriba. La metodología que hemos desarrollado y aplicado con éxito en otros lugares (y que por problemas de espacio voy a presentar en la próxima publicación), tiene como objetivo orientar y definir los procedimientos mínimos requeridos para el análisis de la amenaza por inundación, y para la elaboración de Planes Municipales de Gestión de Riesgo (PMGR), con el fin de fortalecer el plan de desarrollo municipal de manera sostenible, incorporando programas de Adaptación al Cambio Climático, que estimulen la Seguridad Alimenticia, y que mediante el Ordenamiento Territorial y la zonificación urbana de cada municipio y sus zonas rurales, se logre el crecimiento organizado y saludable de los habitantes en plena armonía con su entorno ambiental, con la finalidad de asegurar el traspaso de los recursos naturales a las generaciones del futuro. Si este modelado al año 2050 DC puede ser validado con una mayor cantidad de datos, la situación para dentro de unos pocos años para la provincia de Buenos Aires, va a mostrar un escenario social dominado por cerca de 200,000 personas migrando en busca de agua potable, comida, casa y trabajo hacia otras ciudades dentro de la provincia. Por lo tanto tenemos que estar preparados para esta situación generada por el cambio de la Geografía Física de Buenos Aires, y donde ya existen antecedentes en esta temática de ciudades desaparecidas.
METODOLOGÍA Mapeo básico Recolección y Evaluación de Información Existente
Información sobre Inundaciones Evaluación y Mapeo de Riesgos A continuación detallo los pasos mínimos que son necesarios considerar para evaluar y mapear la amenaza por inundación y realizar el análisis de vulnerabilidad a nivel local (Evaluación y Mapeo de Amenaza y Análisis de Vulnerabilidad ante Inundaciones). - Identificar la amenaza por inundaciones prevaleciente en el municipio, implica estimar la probabilidad de ocurrencia y la extensión geográfica de las inundaciones. En este caso, se deben definir de la manera más precisa las áreas de inundación para eventos con un periodo de retorno de 50 años (una inundación con una probabilidad anual de ocurrencia del dos por ciento), 100 años (probabilidad anual de ocurrencia del uno por ciento), y 500 años (probabilidad anual de ocurrencia del 0.2 por ciento). Para responder a esas preguntas, se debe analizar (como mínimo), las inundaciones en términos de lo siguiente: Mapeo de Amenaza por Inundación Esto, en lo posible, tiene que ser realizado a través de un análisis hidrológico que permita determinar la cantidad de agua proveniente de lluvias que permanecerá en la tierra (absorbida por el suelo, etc.), y la cantidad que finalmente llegará al río (el excedente o “run-off”). Se sabe que entre más “run-off” más grande será el volumen de agua (“discharge”) transitando a través del lecho del río. Esto último puede ser estimado utilizando datos sobre lluvia y registros históricos del río, o usando ecuaciones regionales que representan dichos datos. Posteriormente se deben examinar los perfiles del canal o lecho del río, a través de los cuales las crecientes van a correr y determinar los niveles del terreno y elementos o estructuras que podrían obstaculizar el flujo (como la vegetación existente, urbanizaciones, puentes, etc). Si no está disponible para el área, la configuración geométrica o sección transversal del canal del río y las áreas adyacentes, las mismas podrían ser obtenidas usando los MED (Modelo de Elevación del Terreno a escala 1:5.000) y mapas topográficos a detalle. Como se mencionó anteriormente, las dimensiones de los puentes, estructuras de control de inundaciones, y otras estructuras y elementos importantes que existan en la planicie de inundación deben incluirse en la información de sección transversal. También deben tenerse en cuenta las condiciones del terreno, ya que diferentes tipos de terrenos tienen diferentes niveles de fricción o aspereza que a su vez influencian la velocidad de las aguas. El análisis hidráulico será aplicado para determinar como una cierta cantidad de agua va a fluir a través del lecho del río o del área de inundación. Este análisis deberá combinar mediante un modelo computarizado la hidrógrafa de los volúmenes de agua (“discharge”), con la información de las secciones transversales relacionadas con la superficie disponible para recibir las aguas adicionales (la crecida) y las características de la planicie (aspereza del terreno, pendiente, ubicación y tamaños de las estructuras existentes, etc. Con este análisis se determinan las elevaciones del nivel de aguas, velocidades y el ancho de la planicie de inundación en las secciones transversales para un rango de frecuencias de flujo de inundaciones (por ejemplo 10 años, 50 años, 100 años y 500 años), y posteriormente determinar el área de inundación a lo largo del cauce del río. Esta información se transfiere sobre la elevación de la inundación en la cobertura topográfica o mapa de niveles, y se elabora el mapa de tránsito de crecientes y en particular las elevaciones correspondientes a los períodos de retorno de 100 y 500 años, definiéndose los bordes o limites del área de inundación teniendo en cuenta las curvas de nivel en mapas de baja escala. Si el nivel de información disponible para el municipio lo permite, se deberá llevar a cabo un análisis computarizado para establecer los límites o bordes del lecho (“floodway”) del río. El lecho del río es aquella área incluyendo el canal del río y la porción que debe permanecer libre para permitir que el flujo adicional de agua pase. Las aguas de una inundación o crecida son generalmente más rápidas y profundas en esta zona, y cualquier estructura que se localice en ella es completamente vulnerable. En casos donde no existan registros históricos o información que permita realizar el análisis hidrológico e hidráulico, se podría mapear las inundaciones con métodos basados en flujos registrados, reconocimientos geomorfológicos, análisis del suelo y estimados. Una de las maneras más simples de definir el área de amenaza por inundaciones es el de igualarlo al área realmente inundada durante una inundación o inundaciones grandes en el pasado. Esto define el área de amenaza, pero no provee información sobre la magnitud o el intervalo de recurrencia de la inundación. Para que sea relativamente útil, la inundación registrada debe corresponderse con un evento mayor. Análisis de Vulnerabilidad ante Inundaciones Los mapas de exposición deben indicar estimaciones de población y vivienda, infraestructura e instalaciones esenciales localizadas en el área de influencia de los fenómenos, y si la información disponible lo permite, una estimación de daños potenciales en vivienda e infraestructura. Los mapas de riesgo tienen que expresar claramente los niveles de vulnerabilidad ante inundaciones de las zonas residenciales, comerciales, industriales y agrícolas (de acuerdo con los productos clave para la economía nacional y regional), así como la exposición de la infraestructura vital y de las edificaciones esenciales si las hubiera. Recomendaciones de Reducción de Riesgos Con respecto a medidas estructurales como diques, terraplenes, desvíos del lecho del río, etcétera, es importante tener en cuenta que éstas suelen ser costosas y en ocasiones impactan negativamente al medio ambiente. Además, este tipo de medidas también pueden crear un sentido falso de seguridad, incrementando la cantidad de población, propiedad, y obras vulnerables. Y, por último, la culpa no es del río. La culpa es de la expansión poblacional sin una planificación de su desarrollo, debido a proyectos que no se optimizan en función de la armonía con la naturaleza, y a los intereses inmobiliarios espurios que no respetan lo que dicta la Tierra.
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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