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24/04/17
Por Adrián Terrizzano La acción comienza en Mercedes, a las 4.02 horas, cuando el primer servicio del día parte hacia Moreno, estación de la que arranca a las 4.35 otra formación, en sentido inverso. A las 5.10 sale el segundo tren desde Mercedes y así todo el día, hasta las 0.40. Parece sencillo: tres formaciones (una locomotora “diesel”, tres vagones, dos conductores, un guarda, un policía federal) yendo y viniendo entre dos ciudades distantes 65 kilómetros, en un viaje de una hora y media. Sin embargo, no es tan sencillo. Jubilados, trabajadores, estudiantes, sufridos usuarios del Ramal Moreno – Mercedes del Ferrocarril Sarmiento saben bien que, como decía Tu Sam, “puede fallar”. Entonces puede pasar que el viajero, por ejemplo, llegue tarde al trabajo o al cumpleaños de su hermana. Pedaleó, supongamos, un vecino de Gowland desde su casa a la estación y como el tren no aparecía y una señora le dijo que estaba cancelado volvió a su casa a dejar la bici y salió caminando a tomar el cole en la autopista… Tendría que haber estado más atento el hombre a los bocinazos del tren para saber si pasó hacia la cabecera y era posible que regrese. O llamar a la estación Mercedes (02324-424084) antes de salir de su casa, “por las dudas”. También podría haber hackeado el sistema de Trenes Argentinos para ver en pantalla la ubicación de cada formación a esa hora, trascendente información disponible on line para los usuarios del “eléctrico” Once – Moreno pero vedada a los del “interior”. La hermana lo va a perdonar, esperemos, pero si llega tarde al trabajo… el usuario quita al tren de su rutina y se toma directamente algún colectivo. Es curioso porque en los últimos años la empresa Trenes Argentinos renovó el tendido de vías, incorporó locomotoras y coches, la mayoría de las estaciones del ramal están siendo restauradas… pero el tren todavía “hay que ver si viene”. Porque el vecino se sube al tren y viaja sin pagar. En las estaciones “intermedias” no hay boleterías y los guardas sobre las formaciones no cobran ni venden pasajes. De modo que tampoco hay estadísticas de cuántas personas utilizan el servicio… o lo intentan. El tren no se sabe si pasa, ni cuántos pasajeros transporta al mes, ni cuáles son las proyecciones de la empresa para el ramal Moreno – Mercedes. Y estos ítems son una incógnita porque, además, Trenes Argentinos no informa. Así como el pasajero que espera el tren en una estación cualquiera depende de la buena voluntad de los empleados de Mercedes para saber si viene “a horario”, quien quiera conocer información estructural sobre el servicio deberá recurrir a fuentes extraoficiales. Y esas fuentes (sindicales) dicen que no se sabe qué va a pasar con el ramal, que en 2016 hubo un intento de reducir las frecuencias que no prosperó, y que en 2017 la mayoría de las cancelaciones de servicio no son por fallas mecánicas sino por falta de personal. Que si un guarda se enfermó, la empresa debería contar con un relevo pero que los relevos en primera instancia cubren déficits en el servicio eléctrico y entonces por un ferroviario con gripe quedan “a pata” centenares (¿miles?) de pasajeros… “Sin embargo, se mueve”. Basta que circule con puntualidad uno o dos meses, como en el verano pasado, para que la presencia humana en andenes y coches sea cada vez más numerosa. Un mínimo de confiabilidad y la gente vuelve al tren. Falta sólo que la empresa Trenes Argentinos ofrezca un canal de comunicación a usuarios del ramal y brinde un interlocutor a los medios de Mercedes, Luján, Rodríguez y Moreno. Que realmente se haga cargo del servicio. Parece sencillo, pero…
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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