“Soy grande, me jubilé de maestra y fui varias veces abuela. Intento jugar con las palabras. Quisiera ser con ellas malabarista. Elegirlas, lanzarlas, volverlas a recoger después de que han hecho su recorrido. Me gusta que se unan, que se busquen, que entren dentro mío y se den el permiso de sacar lo que está tan celosamente guardado”, dice sobre sí misma, autodefiniéndose, María del Carmen Gioscio.
En este, su espacio semanal en NOTICIASMERCEDINAS.COM, comparte con los lectores algunas impresiones en tono literario, para despertar otro tipo de sentimientos que el que generan las noticias de lo que sucede en el plano periodístico.
Nuevamente gracias, Carmen, por tu aporte.
Ignorante
Sabe, sí, el agua adónde se dirige. Por eso no para aunque desborde su cauce. Aunque las piedras, amarradas al lecho, sean arrancadas y llevadas a destino incierto. Aunque esté ella fatigada y hubiera deseado convertirse en corriente calma.
Sabe el agua y por eso canta e irrumpe en el paisaje su determinación; por eso él se le subordina, manso. El paisaje se tutea con el viento que siempre pasa. Que apenas se siente en un susurro de la maleza o en un rubor de los pastos. Pero que también sacude y daña.
Sabe el sol de salidas y de entradas y de que se lo está esperando.
Sin embargo yo que puedo haber conocido lo expuesto en libros y escuchado a sabios no conozco siquiera lo más mínimo de mi mañana. Y así
Huérfana de certezas
Aprisionando mis hoy
transcurro...
Caminando el paisaje
bajo el sol
bebiendo el agua.
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