Crecí en una ciudad con un medioambiente sano, ríos en los que los niños se bañaban en verano, poco tránsito y aire limpio. Tan solo 20 años después, se transformó en una ciudad con ríos contaminados, con basurales a cielo abierto, contaminación del aire y del entorno.
También pude observar cómo este proceso se daba en cientos de ciudades argentinas y comencé a preguntarme qué factores pueden revertir esta catástrofe para la calidad de vida en nuestras ciudades.
En ese recorrido también me di cuenta, que la biotecnología será tan importante en este siglo como lo fueron el petróleo, los polímeros y los semiconductores en el siglo pasado. Está sucediendo ahora… y está transformando las ciudades en las que vivimos.
Si bien todos estamos más o menos familiarizados con cómo la revolución biotecnológica afecta los campos de la medicina, la producción de alimentos o la industria química. El uso que los gobiernos pueden hacer de la biotecnología para resolver temas estructurales no está tan difundido.
Desde el control de plagas hasta el saneamiento de un río contaminado, desde la reutilización de aguas servidas hasta el tratamiento de residuos sólidos urbanos, desde la producción de energía limpia y biocombustibles hasta la impermeabilización de suelos, la biotecnología está cambiando el paradigma de gestión de conflictos. A través de la innovación y la biotecnología se está interviniendo sobre lo urbano para mejorar la calidad de vida y el medioambiente que las rodea.
Hemos olvidado nuestra relación con las plantas y animales que viven a nuestro lado, y con el suelo que habitamos. Se trata de reconstruir estas relaciones en un ambiente, la ciudad, que ya está construido, en un contexto mundial de creciente población urbana con procesos de biodiversidad en extinción y cambio climático.
La contaminación es un desequilibrio entre la entrada de agentes extraños al ecosistema, producto de la actividad del hombre (producción), y la salida o reabsorción de éstos nuevamente en el ecosistema (descomposición). La estrategia más difundida que tienen las ciudades para paliar este desequilibrio es el reciclaje. Sin embargo, en muchas ciudades del mundo ya se aplican la innovación en biotecnología para los procesos de administración de residuos sólidos urbanos. Estas nuevas técnicas apuntan a acelerar los ciclos de descomposición utilizando bacterias y hongos, transformando la materia orgánica en minerales que vuelven al ecosistema sin dañarlo.
Es interesante observar algunos ejemplos para dimensionar estas nuevas tendencias. En la Ciudad de Nueva York, la producción de ostras con fines descontaminantes está empezando a revivir los ecosistemas de los legendarios ríos de la ciudad. A su vez, esta misma técnica está siendo utilizada en otros ecosistemas urbanos alrededor del mundo, donde los ríos están altamente contaminados.
Más conocidos y difundidos son los métodos de tratamiento de aguas y afluentes con algas y microorganismos. La aplicación de microalgas en el tratamiento de aguas residuales consiste en la utilización y transformación de los nutrientes a biomasa, con la consecuente producción de oxígeno, para mejorar la calidad del agua. Asimismo, éstas técnicas de bajo costo y fácil aplicación están siendo utilizadas en cientos de ciudades en todo el mundo. Están cambiando el paisaje urbano de lagunas contaminadas, plantas de decantación, ríos, lagos y otros sistemas acuáticos.
A su vez, ciudades como Buenos Aires trabajan la mitigación de malos olores en contenedores de basura con componentes bioquímicos que absorben los líquidos orgánicos (lixiviados). También, en otras latitudes se está avanzando con aceleración de procesos de descomposición de residuos orgánicos para tratamiento de residuos sólidos urbanos.
En ciudades como Singapur, Sidney o la misma Buenos Aires, los procesos de Naturación urbana vía las nuevas técnicas de hidroponía y agricultura urbana están aportando naturaleza viva a las ciudades. Estas técnicas aumentan la producción de oxígeno, mejoran la eficiencia energética a través de la aislación térmica y acústica y además, captan partículas contaminantes del aire. Al mismo tiempo que embellece el entorno urbano, la Naturación urbana es una tendencia que promueve el enverdecimiento urbano para contrarrestar la pérdida de zonas verdes en las ciudades.
Así pues, el desafío de las ciudades del próximo siglo estará en que las estructuras de toma de decisión política incorporen la revolución de la biotecnología y la innovación a la gestión cotidiana de gobierno.
* Ignacio Lamothe es mercedino, licenciado en ciencia política UBA. Trabajó durante más de 15 años con gobiernos municipales de todo el país. Fue durante cuatro años Secretario de Municipios de Argentina, dependiendo del Ministerio del Interior. En 2015 fundó, junto a otros jóvenes profesionales, la incubadora de ideas PANAL que tiene por objeto el desarrollo de ideas innovadoras para la gestión de ciudades www.ideaspanal.org.
COMPARTIR EN REDES