Quienes se obstinan en transitar por la vereda del fanatismo tienen que entender, de una buena vez, que el Presidente fue elegido democráticamente. Hoy hay plena vigencia de las instituciones democráticas y republicanas. Puedo entender que haya quienes no quieran al Gobierno y están en su derecho. Pero afirmar que vivimos en una dictadura es claramente fruto de una visión obnubilada por el fanatismo.

Si el gobierno anterior hubiese sido tan bueno como sus voceros dicen que fue hoy seguiría gobernando el kirchnerismo. Pero parece que la mayoría no lo vio y ni lo sintió así en su última etapa, porque ningún pueblo se suicida si está tan bien como nos decían que estábamos.

La objetividad por si misma no existe pero no nos pueden quitar la memoria, no podemos olvidar lo que pasamos como no podemos negar lo que sucede.

Entiendo que la desaparición de Santiago Maldonado genere en la población distintos pensamientos, aunque todos queremos que la verdad salga pronto a la luz y que él aparezca con vida.

Jurídicamente, la carátula de Desaparición Forzada de Persona no significa que así lo sea, sino que hay que probar esa desaparición mediante los mecanismos establecidos. Si la Gendarmería es responsable o no lo determinará la justicia. Mientras tanto, el Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer: dejar actuar a la justicia.

Evidentemente, los medios de comunicación influyen en cierta forma en nuestra manera de tratar los temas, porque la línea editorial de cada medio hace que las noticias nos lleguen luego de atravesar el correspondiente prisma ideológico o comercial que da identidad a cada cual. Tanta información condicionada genera confusión y malestar.

Jurídicamente, la carátula de Desaparición Forzada de Persona no significa que así lo sea, sino que hay que probar esa desaparición mediante los mecanismos establecidos. Si la Gendarmería es responsable o no lo determinará la justicia. Mientras tanto, el Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer: dejar actuar a la justicia.

Lamentablemente, no es nuevo para los argentinos que nuestra justicia sea lenta, ineficiente y hasta a veces injusta, aunque parezca un contra sentido, otorgando más protección a los victimarios que a las víctimas.

Pero esa realidad no está generada por este Gobierno sino que viene de hace mucho tiempo. Es más, tal vez el Gobierno con mayor injerencia en el Poder Judicial haya sido el anterior, llegando incluso a organizar agrupaciones o movimientos como Justicia Legítima, de la cual forman parte, entre muchos otros, la Procuradora Gils Carbó y la fiscal del caso Maldonado, Silvina Ávila. Precisamente esta fiscal es la que ha manifestado que no obra en su poder ninguna prueba que pueda inculpar a la Gendarmería o alguno de sus miembros en la desaparición de Santiago Maldonado. Es la Dra. Silvina Ávila como fiscal y el Dr. Guido Otranto como Juez los que tienen la responsabilidad de esclarecer este hecho. Es el Poder Judicial el responsable. El Poder Ejecutivo no puede ni debe hacer otra cosa que colaborar con todos sus medios ante cualquier requerimiento de la justicia, Y es lo que está haciendo.

Y en medio de todo este malestar y confusión apareció la violencia organizada. Grupos claramente minoritarios pero también claramente coordinados y orientados a la provocación nos han hecho recordar los peores momentos de nuestra historia.

Ante estos actos el pueblo no puede estar dividido, no podemos por fanatismo dejar de ser argentinos. Todos queremos la aparición de Santiago, todos queremos saber qué pasó con Nisman, con Julio Lopez, con María Cash, todos queremos justicia por las víctimas de la tragedia de Once y tantos otros más hechos sin esclarecimiento ni condenas.

Somos todos argentinos, no podemos salir a reclamar justicia por medio de la fuerza, con la cara tapada, con palos, piedras, bombas molotov, ensuciando los símbolos de nuestra historia.

Me indigna que utilicen a Santiago Maldonado para hacer política, me indigna que le quieran meter en la cabeza a nuestros niños una historia falsa y acomodada a determinado sector político. Me criaron con valores, me enseñaron que nada es fácil en esta vida, que hay que trabajar duro para lograr nuestras metas y que si algo es injusto el medio para hacer valer mi pensamiento son mis palabras. Hoy les transmito a mis hijos los mismos valores. Quiero una Argentina en Paz y en Democracia y sé que la abrumadora mayoría del pueblo quiere lo mismo.

 

 

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