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25/09/17
Por Susana Spano En el Teatro Argentino Intendente Doctor “Julio César Gioscio” ejecutaron la Sinfonía 9 en Re Menor “Coral” - Op. 125 de Ludwig Van Beethoven. “Oh vosotros, hombres que me mirais y me juzgais huraño, loco o misántropo, ¡cuan injustos habeis sido conmigo!” Así comienza una de las cartas más desgarradoras escritas por un hombre que vivió una vida tortuosa y por momentos miserable pero que, curiosamente, entregó a la humanidad la música más sublime jamás compuesta. El 6 de octubre de 1802, a los 32 años, acosado por su creciente sordera Ludwig Van Beethoven, escribe a sus hermanos Kaspar y Nikolaus relatando la desesperación que lo invade por su creciente sordera y sus deseos de sobreponerse a sus achaques físicos y emocionales para completar su destino artístico. Beethoven guardó el documento escondido entre sus papeles privados durante el resto de su vida y probablemente nunca se lo mostró a nadie. Fue descubierto en marzo de 1827, después de la muerte del compositor por Anton Félix Schindler y Stephan von Breuning, quienes lo publicaron en octubre de ese mismo año y se conoce como El Testamento de Heiligenstadt La obra La Novena Sinfonía es la clave de todo el complejo de sus obras sinfónicas y, al mismo tiempo, la apoteosis que la sintetiza. Todos los temas fundamentales de las grandes sinfonías dramáticas aparecen armonizadas en “La Novena”:el heroísmo de la Tercera, el fatalismo de la Quinta, y la exaltación vital de la Séptima. Ninguno de sus trabajos anteriores había atrapado a Beethoven como la Novena - los esbozos para esta gigantesca obra se remontan a 1815 - y solo cuando los tres primeros movimientos estuvieron compuestos, se decidió a insertar una parte del himno en el final de la sinfonía, volcando en ella, mediante la inclusión de las voces humanas, la alegría de vivir y la afirmación de los valores de la vida en una expresión arrolladora y sublime, queriendo reafirmar, tal vez, uno de los párrafos del Testamento de Heiligenstadt: ¡Oh! Quisiera abrazar al mundo (…) La Interpretación 1.- En el “Allegro, ma non tropo, un poco maestoso” marcó acertadamente el pianissimo sobre la cuerda y las trompas; desgranando a continuación pequeñas frases descendentes que surgieron como de una nada vacía para ganar fuerza hasta el potente tema principal que aparece como un desgarro de las tinieblas. 2.- “Molto vivace”: Este es el único scherzo de todas las sinfonías de Beethoven situado en segundo lugar, ya que en las demás constituye el tercer movimiento. 3.- “Adagio Molto e cantabile”: Es considerado uno de los más bellos escritos por Beethoven y fue abordado por el director con la musicalidad expresiva que requiere un matiz cuasi religioso que flota hacia el infinito. Por un momento pareció como si la música borrase las ideas del tiempo y el espacio y nos diera una visión de la eternidad. 4.- “Presto”: En este movimiento el tempo cambia frecuentemente y la atmosfera pacífica queda destruida. Las disonancias del breve y violento presto inicial quedan rotas. A través de la sabia dirección del maestro Chiacchiarini, comenzaron a esbozarse los majestuosos recitativos de contrabajos y violoncelos, introductorios del tema principal. La atmósfera de excitación fue interrumpida siempre por los contrabajos, hasta que la madera inicia una nueva melodía mayestática. El tema de la alegría pasa posteriormente al bajo – Guillermo Gutkin que realiza un contrapunto con el coro – Coro Polifónico Nacional: Director Ariel Alonso – y al cuarteto solista: Mónica Ferracani – Soprano – Laura Domínguez – Mezzosoprano. González Dorrego – Tenor – El Coro Polifónico Nacional, dirigido por el maestro Ariel Alonso, mostró una perfecta combinación y ensamble de voces que supo sortear todos los escollos de una obra tan compleja como la Sinfonía Coral. Fue una “orquesta“ dentro de la orquesta, alcanzando sonoridades y matices extraordinarios. Mónica Ferracani posee una voz de vigor, ductilidad y extensión excepcionales que le permitieron un amplio lucimiento en la obra El maestro Mariano Chiacchiarini supo captar la esencia del pensamiento de Beethoven transmitiendo su pasión. Fue excelente el seguimiento de cada instrumento en el fraseo requerido por la obra, así como el extraordinario sentido rítmico que imprimió a cada movimiento, especialmente al último. En cuanto al plano interpretativo, transmitió el dolor, la oscuridad, la ira, la belleza, el éxtasis y la alegría final que encierra la obra, metiéndose de lleno en cada intersticio de la Sinfonía, dirigiéndola con cada fibra de su cuerpo, vibrando y haciendo vibrar a los presentes. Beethoven escribió: “La música es una manifestación más alta que toda sabiduría y que toda filosofía. Quien está en condiciones de entender mi música, debe liberarse de todas las miserias en que se arrastran los otros” A través de la magnífica interpretación de la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Polifónico Nacional, dirigida por los maestros Chiacchiarini y Alonso, respectivamente, quienes tuvimos el privilegio de escuchar este monumento, que Beethoven legó a la humanidad, nos elevamos sobre nuestra cotidianeidad e hicimos nuestras sus palabras… “A través del sufrimiento se llega a la alegría”
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