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Como todos los meses, el grupo LiteralMAMMbo volvió a proponer el último sábado en el Museo de Arte un encuentro inundado de emociones. Como las que el mismo río genera ante sus movimientos inesperados, caducos de razón y generosos en cantidad de lo que quiera dar. O quitar. El río como forma de conexión entre quienes lo leen y lo escriben. El río como parte de un todo poético. El río sucio de complicidad o ajeno de intención al mismo tiempo. O en tiempos desiguales. A destiempo, el río.
En un marco perfectamente ambientado con los elementos indispensables de los navegantes, las declaraciones de ambigüedad emocional comenzaron con la proyección de un material audiovisual dedicado a Santiago Maldonado, hallado horas antes, justamente, en un río y reconocido por su hermano el mismo sábado.
Sensaciones encontradas para llevar adelante un homenaje a quien actuó como cobija de la muerte y el misterio. Pero, a la vez, un río desesperado por vaciarse para no colaborar con el temor de que ocurriera lo peor.
Desde las orillas del delta llegaron dos escritoras: Claudia Aboaf e Inés Kreplak. Juntas, cada una a su manera, habló de su relación con el río y de la necesidad de escribirlo que les generó su correntada. Además, con la coordinación de Verónica Mateo, hubo música en vivo convidando más río. Por allí pasaron Mariel Solari, Daniel Capaccio, Delfina Canessa y Enzo Vivas.
Y allí, un farol, como testigo principal del sensible encuentro que se llevó a cabo en las primeras horas de la noche. Un sinfín de conclusiones que nacen a partir de la literatura y la música. Un espacio que acompañó el público que desde hace ya unos meses se pregunta qué propondrán los Literales la próxima edición.
Para eso habrá que esperar. Será una sorpresa que apuntará, como siempre, a acelerar los latidos del corazón.
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