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13/11/17
Hace algunos años, Darío González adoptó la costumbre (tal vez, la necesidad) de recorrer los pequeños pueblos de la Provincia de Buenos Aires. Va solo o acompañado, poco importa. Prepara su cámara y sale. Y así nació “Cadáveres”, la serie que expondrá el próximo jueves 16 desde las 20.30 en el Foyer del Centro Cultural Teatro Intendente Dr. Julio César Gioscio. Existen, perdidos bajo el sol de cualquier descampado, restos de autopartes que están muertos, envueltos en óxido, esperando la desintegración total para cerrar el ciclo vida-muerte. Son las chatarras olvidadas, huérfanas e indefensas que González inmortalizó con la autoridad de los conquistadores. Porque en definitiva, eso es. O eso hace. Va a conquistar los momentos vividos en cada uno de esos cuerpos sin vida que han servido para cobijar historias de amor o viajes exploratorios. En ruinas quedan, estoicas, las maquinarias que cargaron trabajo y transportaron saber. Esas que el fotógrafo mercedino intenta cubrir con un manto de piedad en cada disparo. En uno de los viajes, Darío encontró un cementerio de hierros en desuso. Fue en Carlos Pellegrini, sobre el margen oeste de la provincia bonaerense. Eso motivó al artista a darle forma a una visita que determinó que, luego de más de diez años de haber iniciado su participación en el fotoclubismo, tuviera su primera muestra fotográfica. Toda una sorpresa que no esperaba. Es que hace algunos meses, Mariano Fuaz, quien será el curador de la muestra, sostuvo que allí había material de sobra para mostrar. Por eso se encargó de analizar, enumerar y, sobre todo, convencer a González de que lo que tenía en sus manos era bueno. Realmente bueno. Y si es así, pues merece una pared. El ciclo de exposiciones que organiza la Dirección de Cultura en el Foyer del ex Teatro Argentino tuvo en cuenta su trabajo fotográfico y lo convocó para que “Cadáveres” esté colgada hasta mediados de diciembre. Injustamente, con el dolor que conlleva el pasado, las chapas, la pintura gastada, los hierros calientes y el olor a nada, quedan a la espera del último que recuerde su historia. El ojo compositor pareciera decir que no se lo merecen. El mismo González hace foco, dispara y luego vuelve a mirar la pieza dormida, inexplicablemente, luego de haber sido deseada, adquirida y usada. No se lo merecen, pareciera decir el fotógrafo y camina al encuentro de otro pueblo, para acariciar un nuevo recuerdo desconocido por él.
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Mercedes - Bs As - Argentina |
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