El padre Marcelo Abrey, sacerdote de la Parroquia San José Obrero de Mercedes, reflexionó sobre los tiempos que corren en el marco de la finalización de un nuevo año litúrgico y el comienzo del tiempo de adviento. Este domingo lo hizo en la misa, y luego al ser entrevistado por este medio lo repitió: pidió especialmente a las autoridades y gobernantes “tomar el ejemplo de Jesús” y pensar “en el bien común y en los más débiles”.

“Para nosotros los cristianos, el año gira en torno a la presencia de Jesús. Y justamente hoy cerramos el año con la fiesta de Jesucristo, el rey del Universo. Es un rey distinto a los reyes de este mundo. El se identifica con nosotros, se siente parte, es del pueblo y da la vida por el pueblo. Le pedimos a Jesús poder tener esos sentimientos de servicio. El vino a enseñarnos que el poder es servir. Y cuando servimos damos sentido a nuestra vida. Nos llama a servir, a los más necesitados, a descubrirlo en el prójimo, que está a veces descartado, caído, con sus miserias. Justamente él se hizo uno con nuestras miserias, nos sacó de nuestras miserias, pero amándolas. Y nosotros tenemos que amar a nuestros hermanos en sus dificultades, salir a su encuentro”, dijo Abrey, entrevistado por NOTICIASMERCEDINAS.COM al concluir la misa dominical vespertina.

El adviento y su significado
Abrey se refirió al Adviento y su significado: “El adviento nos llevará a la Navidad, a un nuevo año litúrgico, es tiempo de prepararnos de hacer la corona del adviento, con las tres velitas moradas y la vela rosa. Cada semana se prende una y así la familia reza en torno a la corona y el pesebre nos vamos preparando, cada día haciendo algo que nos lleva a la Navidad, cada día un acto de caridad: visitar a un enfermo, llevar a una familia necesitada, hablar con alguien que nos cuesta, perdonar a alguien, tener paciencia… Y de esa manera llegaremos preparados, con un corazón distinto”, explicó.

“Pidamos especialmente por nuestra patria, para que nos unamos más y sintamos ser hermanos en las necesidades de los otros”, dijo Abrey e indicó que para los cristianos las vivencias de cara a la Navidad –mas allá de que Dios trae trabajo para que la gente y los regalos unen– pasan por “recibir el regalo más grande”, que es Jesús: “Se vienen días difíciles, que esto no nos quite la paz y no nos separe como familia. Hay que recibir el amor que Dios nos trae amando”, expresó el sacerdote, quien tiene en claro que este fue un año de cambios, que a veces generan descontentos o divisiones: “Hay quienes están de acuerdo y quienes no. Lo importante es que cada uno de nosotros tratemos de cambiar interiormente, pero especialmente las autoridades deben pensar en el bien común y en los más débiles, como hizo Jesús. A veces no se tiene en cuenta y nos olvidamos de los más descartados. Todo cambio parte del interior pero no hay que perder de vista a los más pobres y necesitados. Hay que ser solidaros, optimistas y ver qué podemos hacer por nuestra patria cada uno”, dijo.

 

 

 

 

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