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25/02/18
Por estos días se discute la posibilidad de legislar en la Argentina el aborto, algo que la Iglesia ha condenado siempre, y consultado el padre Franco Carreras, quien es vicario de la Iglesia Catedral “Nuestra Señora de las Mercedes” y canciller del arzobispado de Mercedes – Luján, destacó que es sana la discusión sobre el tema, a la vez que planteó que si hay vida en un óvulo fecundado este “es sujeto de derecho” que no se puede defender por sí mismo. Y también se expresó sobre los argumentos que esgrimen quienes peticionan la legalización. Además, el cura sostuvo que legislar el aborto va en bien de “un sistema capitalista que devora a las personas” y que de esta manera tendrá “menos bocas que alimentar”. “La posibilidad de la discusión siempre hace bien. El debate siempre ayuda a seguir adelante a toda la comunidad, encontrando argumentos, verdades o valores que la ayuden a ser cada vez mejor, más humana. El debate en la Argentina es sumamente positivo y hay que darlo siempre. Distinto sería si se aprobaran las cosas sin posibilidad de debatirlas”, dijo en principio, consultado por NOTICIASMERCEDINAS.COM La Iglesia es una voz a escuchar y tiene su postura con respeto al aborto. “El debate de la Iglesia con otras maneras de pensar va por dos veredas diferentes donde no hay puntos de choque porque el punto de partida es disonante. Quienes están a favor de la legalización del aborto dicen que en el óvulo fecundado no hay vida y la Iglesia dice que sí hay vida, entonces es una discusión que divide no solamente a creyentes o no creyentes sino a los científicos mismos. Si hay vida es sujeto de derecho por lo tanto la Iglesia entiende que es una vida que hay que defender y no se puede defender por sí misma. El paradigma del indefenso será un ovulo fecundado o un feto, que no puede hacerse escuchar. Por otro lado hay científicos y personas que piensan distinto, incluso intelectuales. Y si para unos no hay vida y para otros sí la hay congeniar es difícil. Pero la Iglesia mira la realidad del aborto con una mirada un poco pastoral”, sostuvo el padre Franco.
“La Iglesia tiene como misión en la sociedad ser fermento, consolar a los débiles, acompañar a los más necesitados. Y la experiencia que tenemos de acompañar a personas que han sufrido traumas como abortos, quienes han tenido que hacerlo por decisión propia o de otros experimentan traumas difíciles, y son acompañados por nosotros y otros organismos, para que estas personas puedan seguir adelante. Otro caso es cuando la persona por temas de salud tiene que elegir entre la interrupción o no del embarazo y eso está dentro de la decisión de la persona, pero la Iglesia ve en esta dimensión el cuidado de la vida, del más indefenso, y se ve en el deber de acompañar a los dolientes y los indefensos de alzar la voz, diciendo que en el momento en que se funde el óvulo con el espermatozoide hay vida. No hay derecho a vivir por formación del cuerpo, por estar bien formado o por haber nacido o no, ni por ser viejo, joven o niño. El ser humano tiene derecho desde siempre. La Iglesia entiende que las personas que están en el vientre merecen ser defendidas. Eso no significa que la Iglesia esté en contra de las personas que abortan; las ayuda, las acompaña sobre todo en su trauma posterior. La Iglesia lo desaprueba, pero las personas que lo hacen son acogidas y hay mucho trabajo que hacemos con quienes han pasado por estas situaciones”, agregó el sacerdote. Por otra parte sostuvo que la Iglesia también es conciente de que hay personas que pueden acceder a abortos clandestinos en situaciones precarias y ponen en riesgo también su vida. “Eso implica una desigualdad, porque personas con más recursos tienen otras posibilidades para acceder al aborto. No es ajena la Iglesia a esta problemática, pero hace un llamado profundo a la sociedad a defender la vida y no deslindar responsabilidades. La Iglesia acompaña estas situaciones y reprueba que haya algunas personas que tengan mayor o mejor acceso que otras a temas de salud. Pero es verdad que estamos viviendo un mundo en que el Estado y la fe se van separando cada vez más, y la finalidad del Estado es velar por la integridad de sus ciudadanos y hoy en día el Estado normalmente tiene rostros particulares, reales, concretos, que velan por la situación de las personas con las herramientas que tienen. Uno no quiere pensar que hay mala voluntad en las personas que legislan este tipo de cosas, sino que sabemos que hay organizaciones internacionales que están muy entusiasmadas para que se legisle el aborto en todo el mundo, por una cuestión de control natal, para tener menos bocas que alimentar, siendo parte de un sistema que despersonaliza y margina a países, continentes y personas, e incluso a no nacidos. Uno ve en esta lógica no solamente una cuestión científica o de bienestar de las personas sino una cuestión ideológica en base a un sistema capitalista que devora a las personas”, apuntó Carreras a esta discusión y llamó a la reflexión. Tal cual aclara el sacerdote, la Iglesia lo que busca es “el bien del ser humano, de la sociedad, para que crezca en sentimientos fraternos y sea adulta en las relaciones interpersonales”: “Una sociedad que no valora la vida carece de lo esencial, se deshumaniza. La Iglesia tiene el deber de llevar luz, paz y contención a la sociedad. Es importante la cantidad de gente a la que la iglesia ayuda tras un aborto, o en la indigencia, y está implícita en este debate. La Iglesia agradece que este debate se de para dejar sentada su posición. Para nosotros, los católicos, significa salvar vidas, sin olvidarnos de los dramas ni angustias de nadie, ni las condiciones en que fueron concebidos esos pibes. La Iglesia opta por la vida. Además el aborto está condenado en varias partes del Antiguo Testamento. Dios quiere que sea así y es una realidad que la Iglesia tiene que defender porque está escrito en la Biblia”, amplió Franco Carreras. Entonces se le preguntó cómo vive este tema la gente en los barrios, desde su óptica. “La gente de los barros o más sencilla tiene un fuerte arraigo a la vida, socialmente está rechazado el aborto y quedan situaciones traumáticas y dolorosas. El debate a nivel intelectual se da en la clase media, o media alta. En las personas humildes se da la realidad del aborto pero sobrevuela una fuerte defensa a la vida y a los hijos. No hay mayor bendición para una persona que la llegada de un hijo. Siempre son una bendición incluso en el medio de grandes dramas. Hemos acompañado a personas que han estado en duda y la llegada de un hijo es un gran mensaje de alegría o esperanza para la familia. Trasladar el debate a una cuestión social es tratar cuestiones que son sensibles pero no hacen al foco de la discusión que es dónde se inicia la vida, en qué momento. Luego el derecho de la mamá a elegir por sí misma es indiscutido pero eso no implica elegir por rechazar a otro dentro o fuera de su vientre. Desde el momento de la concepción hay vida y esa vida indefensa es la que defendemos. El feto está en un estado de vulnerabilidad tal que necesita el apoyo de los que entendemos que una sociedad que legaliza la muerte se hace daño a sí misma, produce dolor, mucho drama y mucho trauma”, completó Carreras.
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