La sensación de coger una taza de humeante café en invierno es única, y por ello, a la mayoría de las personas no les importa tener que esperar unos minutos para que le sirvan su bebida favorita. El problema surge cuando nuestra comanda se demora reiteradamente, cosa que sucede de forma frecuente en la vibrante ciudad de San Francisco. Por ello, en el Café X de la metrópoli, se ha instalado un robot camarero.

Este revolucionario trabajador está formado por un brazo tecnológico de Mitsubishi que es capaz de servir entre 100 y 200 tazas de café por hora. El consumidor puede pedir su comanda a través de una pantalla táctil o una aplicación en su teléfono, y posteriormente el brazo robótico la procesará. Como está programado para realizar varios tipos de movimientos, tal y como uno suave para agregar sirope, puede preparar una gran variedad de cafés. Su velocidad media es mayor a la de una persona, y su técnica es casi siempre precisa.

Su éxito ha hecho que la compañía se plantee abrir más cafeterías alrededor del mundo próximamente, aunque por el momento solo cuenta con dos en la misma ciudad. Este modelo de negocio automatizado resulta un ejemplo de cómo la tecnología ha facilitado la vida de la gente. Éste no es el único ejemplo actual de robots que realizan trabajos que hasta ahora precisaban de una persona. En el hotel Hyatt Regency de Tokio y en algunos establecimientos más de la capital, es posible interactuar con un robot asistente.

En internet también es cada vez más habitual encontrar plataformas online que trabajan con inteligencias artificiales. En el mundo de los casinos online, como en Spin Palace Sports, es muy común que un personaje informático nos responda preguntas o nos ayude en las partidas. Además de dinamizar el funcionamiento de los juegos y la página web, pues no es necesario esperar a una respuesta de un humano ante una duda, estos softwares dan una imagen moderna y atractiva.
Respecto a su futuro, aunque los robots y las IA pueden parecer una amenaza para los empleados humanos, hay que tener en cuenta que son limitados e imperfectos, así que es necesaria una mente humana detrás de ellos. No obstante, en función de su evolución, quizás reemplacen pronto a los trabajadores que realizan las tareas más prácticas.

 

 

 

 

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