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22/05/18
El pasado viernes 18 de mayo en la Escuela Normal se realizó una charla abierta y gratuita titulada “Soberanía Alimentaria y Derecho a la Alimentación Adecuada”. El evento que colmó el salón de actos de dicha escuela fue organizado por las agrupaciones: SOS Hábitat, Ambiente Saludable Mercedes y SADA (Sociedad Argentina de Apicultores). En primer término Marcos Filardi, abogado especialista en derechos humanos y soberanía alimentaria, docente de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Escuela de Nutrición de la UBA, definió el Derecho a la Alimentación como el derecho de todas y todos a tener acceso de manera regular, permanente y libre a una alimentación adecuada o a los medios para obtenerla que nos permita tener una vida libre de angustias, saludable y digna. Pese a que este derecho humano está reconocido en la propia Constitución Nacional, lamentablemente tiene aún un bajo nivel de apropiación social por parte de la población en general. También Filardi señaló que: “Más de una vez hemos escuchado que Argentina produce alimentos para 400 millones de personas, pero esto es un mito. El 60% de toda la superficie cultivada en Argentina está destinada a un solo cultivo: Soja, cuyo destino principal es la exportación para forraje y agrocombustibles. Si a eso le sumamos el maíz y el algodón, estamos hablando del 75% de toda la superficie cultivada centrada en tan sólo 3 cultivos.”. Esto significa que en nuestro país tenemos un modelo agroindustrial dominante basado en los monocultivos cuyo destino principal es la exportación. Asimismo afirmó que “estos monocultivos, que hace mas de 20 años que vienen avanzando sobre otros cultivos (cereales, oleaginosas, producciones frutihortícolas, etc), sobre la ganadería a pasto, sobre los bosques nativos, humedales y selvas, han generado una tensión respecto a la disponibilidad de algunas clases de alimentos en Argentina”. Luego ilustró este punto con un estudio realizado por unas colegas de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria a la que pertenece, en el que se concluyó que todas las frutas y verduras producidas para el mercado interno en nuestro país no alcanzan si se las quiere repartir entre cada una de las personas que habita el suelo argentino en las porciones adecuadas recomendadas por el propio estado argentino a través de sus guías alimentarias. Al término de clarificar este problema sobre la disponibilidad de alimentos, Filardi se refirió a la accesibilidad a los mismos tanto física como económicamente. “Esta accesibilidad también está en jaque cuando los cinturones frutihortícolas de las ciudades casi han desaparecido y los alimentos deben recorrer grandes distancias para llegar a la gente. Esto conlleva contaminación y encarecimiento del producto final” señaló. “Los medios esenciales para la producción de nuestros alimentos son tierra, semillas, agua, saberes, conocimientos, personas, etc….y fíjense cuantas tareas pendientes tenemos para garantizar esto en nuestro país en el que actualmente 4 empresas concentran el 100% de las semillas transgénicas, el 70% de las semillas comerciales y el 70% de los Agrotóxicos. Cabe destacar además que Argentina tiene una de las tasas de urbanización más altas en el mundo, con el 94% de la población viviendo en ciudades.” Filardi también señaló que vivimos en una sociedad donde el 30% vive por debajo de la línea de pobreza y el 7% por debajo de la línea de indigencia. Este modelo agroindustrial dominante está condenando a nuestros sectores populares a comer mal, a llenarse con carbohidratos, grasas y azúcares porque es lo que pueden pagar o es lo que les va a rendir”. “Frente a este modelo agroindustrial dominante, nosotros creemos que colectivamente podemos hacer algo mucho mejor a través de la Soberanía Alimentaria. Este nuevo paradigma cuestiona el sistema de producción agroindustrial y exportador, basado en monocultivos transgénicos, fertilizantes sintéticos y agrotóxicos y propone otra forma de producir alimentos en armonía con otros seres humanos y en armonía con la naturaleza, que es la Agroecología en todas sus formas”. “La Soberanía Alimentaria entiende también que hay otra manera de distribuir los alimentos que no pasa por el hipermercadismo o el supermercadismo concentrado, sino acercando al productor con el consumidor, acortando las distancias y proponiendo una producción local para abastecimiento de las necesidades alimentarias locales.” Para finalizar Filardi señaló que “la Soberanía Alimentaria se opone a que la alimentación sea una mercancía más, librada a los juegos de la oferta y la demanda, sino que la considera un derecho humano fundamental. Y esto significa que la sociedad y el Estado deben garantizar la disponibilidad, la accesibilidad, la adecuación y la sustentabilidad de la alimentación para toda la población”. Por su parte la Lic. en Nutrición Elina Figueroa habló sobre cuestiones que hacen a los problemas de alimentación derivados del modelo actual. En primer término se refirió a la obesidad y el sobrepeso, que ya dejan de ser problemas particulares para llegar a ser problemas de salud colectivos derivados de la pobre calidad de los alimentos. Según las estadísticas realizadas, casi la mitad de la población tiene trastornos alimentarios. Asimismo Figueroa compartió y escuchó a los presentes sobre sus hábitos alimentarios y de cómo cambiaron esos hábitos, con el paso del tiempo, de ser más saludables a convertirse en cuestiones graves de salud. A su término, fue el turno de los representantes de SADA, Leonardo Bori (Prosecretario) y Dr. Pedro Kaufman (Presidente). Kaufman comenzó informando que “hace mas de 35 millones de años que hay abejas en la tierra y ellas son las responsables de permitirles a las plantas la reproducción. Sin las abejas todos los alimentos que llevamos a la mesa no existirían, ya que las abejas son las polinizadoras más importantes que tenemos.” Volviendo al análisis del modelo de producción agroindustrial, Kaufman subrayó que “este modelo destruye las abejas ya que agudiza un proceso más grande de destrucción de la biodiversidad. En los últimos 100 años, el 80% de las semillas del mundo desapareció. Además enfatizó: “El problema que tenemos es que al achicar la diversidad biológica las abejas se mueren, porque ellas necesitan del polen y más específicamente más variedad de polen que repercute en su dieta y en la fortaleza de una colmena. Si a eso le sumamos que las pocas flores están bañadas con agroquímicos el problema es aún más grande. Los agroquímicos como el glifosato, no mata instantáneamente a la abeja, sino que la desorienta y así muere lentamente.” Para finalizar, Kaufman subrayó que “este modelo no es el modelo de Macri, ni de Kirchner sino que es un modelo que supera ampliamente el poder de decisión de un gobierno, pero tampoco lo disculpa. Por eso hay que exigirle al gobierno que defienda a su comunidad. Pero lo más importante es que nosotros también empecemos a ejercer y hacer valer el derecho que tenemos de decidir qué comemos y de quién lo comemos”.
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