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Hace 43 años

Este domingo 24 de marzo, como todos los 24 de marzo de nuestras vidas, de nuestras jóvenes o no tan jóvenes vidas, se ve enlutado por esta imagen de un helicóptero saliendo de la Casa de Gobierno. Y alguno puede pensar ¿qué tiene que ver una columna religiosa con esta fecha?. Tiene mucho que ver, porque el 24 de marzo de hace 43 años nos habla de una etapa, tal vez la más negra de nuestra historia reciente, donde con el silencio –como dice León Gieco– de tantos incluso de las iglesias, se perpetraron en nuestra Patria los crímenes más aberrantes.

Cuando el Estado debe cuidarnos, es el Estado el que mata y al que le decimos “Nunca más”. Nunca más a ese tipo de odio, nunca más a ese tipo y a cualquier tipo de odio. Nunca más al odio, nunca más a la violencia, nunca más a la mentira, nunca más a la complicidad, nunca más. Nunca más a la incertidumbre, nunca más a no respetar el orden constitucional, nunca más al sacar a alguien por la fuerza. Porque el peor de los gobiernos democráticos es mejor que cualquier tipo de tiranía.

Cristo, el Señor, este domingo que hoy celebramos. Domingo del tiempo de Cuaresma, que es un tiempo de reflexión, también de estos temas, como decía San Juan Pablo II, no podemos aspirar a la Patria del Cielo si no nos comprometemos con nuestra Patria de la Tierra. Y el comprometernos con nuestra Patria de la Tierra significa cada uno, desde su lugar, hacer lo mejor para que esta democracia que tanto ha costado conseguir se siga manteniendo y se fortalezca. Como alguien decía la democracia se cura con más democracia.

Que este domingo 24 de marzo no sea un día desapercibido por ser domingo. Este Día de la Memoria que no nos pase desapercibido. Que seamos capaces de hacer memoria para decir: nunca más al no te metás, nunca más a ser cómplice con tu silencio de la muerte, nunca más a ser cómplice con nuestro silencio y con nuestra indiferencia que cualquiera haga cualquier cosa. La democracia se cura y se engrandece con más democracia.

Que este domingo en que celebramos a Cristo resucitado, a Cristo gloriosamente resucitado, nos lleve a comprometernos con la vida. Con la vida desde el momento mismo de la concepción hasta su muerte natural, y que el disenso en las opiniones sea eso: disenso. No enemistades que nos lleven a la muerte.

Bendecido domingo de Cuaresma. Que la Virgen de Luján proteja nuestra Patria y nos bendiga a todos.

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