Fundamentalmente la Acción de Gracias es esa oración que hacemos, ese hablar con El, donde agradecemos. Agradecemos por el don de la vida. Agradecemos por lo que hemos recibido. Agradecemos por los beneficios que de El tenemos. Agradecemos lo inmediato y lo remoto. Agradecemos lo por venir.
Es decir que, si nuestra oración se enmarca primero en la alabanza y luego en la Acción de Gracias, lo que viene después será la petición pero esta Acción de Gracias tiene que ser el reconocimiento.
Alguien decía que hay tres palabras que son, por darles un nombre, mágicas: por favor, perdón y gracias.
En dar las gracias, el ser agradecidos con nuestra familia, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros vecinos, con quienes nos vemos a diario; el decir «gracias», el agradecer, eso también se trasunta en acción de gracias a Dios, agradecer a Dios fundamentalmente por el don de la vida; estamos vivos y a partir de allí agradecer todo lo que tenemos: el poder andar, el poder ver, el poder pensar, el poder creer, el poder relacionarnos… todo eso viene de Dios; son dones, son regalos que no merecemos, son regalos y por eso debemos dar gracias.
La Acción de Gracias entre nosotros muchas veces no está bien vista. En otras culturas hasta existe el día de Acción de Gracias. Pero entre nosotros no está tan arraigado esto de ser agradecidos.
Sería bueno comenzar a ser más agradecidos, primero entre nosotros pero fundamentalmente esta oración de Acción de Gracias a Dios. ¿Cuánto hace que usted no agradece a Dios por los beneficios que ha recibido?
La Santa Misa es una gran Acción de Gracias. Esto nos viene del pueblo judío: la gran agada no es sino la gran alabanza de Acción de Gracias.
Bendito seas Señor. Te damos gracias por… Bendito seas Señor. Te damos gracias por…
Y así el Libro de los Salmos y varios libros nos hablan de esta Acción de Gracias.
Insisto: es bueno, en nuestra vida, ser agradecido. Fundamentalmente con Dios, de quien proviene todo don y todo regalo.
La Virgen Santísima de Luján los bendiga.