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Prepararnos para el encuentro

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A esta semana que es especial y que hemos dicho que tiene su espiritualidad propia, podemos llamarla de preparación. Dice El Principito «si vienes a las 3 estaré esperando desde las 2».

Los ritos son necesarios, la preparación es necesaria.

Porque una cosa es un encuentro y otra cosa es sufrir un encontronazo.

Para un encuentro uno se prepara, prepara el ambiente, prepara el ánimo, prepara la comida, la casa, lo que se va a dar y compartir. Mientras que un encontronazo es cuando uno viene caminando y da vuelta de la esquina y realmente sufre un encontronazo. Epa, ¿qué pasó?, ¿cómo estás? Lo primero que me sale muchas veces puede ser agradable y otras tantas veces puede ser desagradable.

El encuentro se prepara. El encuentro conlleva precisamente esa predisposición del ánimo, del alma, para que esté todo lo mejor posible.

Algunos dicen que las cosas impensadas siempre salen mejor que las preparadas. Pero no siempre.

Siempre es necesario tener preparado el ambiente para que el encuentro sea lo mejor posible. Alguien decía hacer todo como que todo depende de uno y dejar todo en las manos de Dios como que todo depende de Dios. Imagínense que no podemos ir a un examen improvisadamente. Nos preparamos para. Así como nos preparamos para la primera cita de trabajo, o una primera cita de amor. Prepararnos es disponernos.

La preparación es importante.

Esta semana es una semana de preparación para un encuentro, no para sufrir un encontronazo.

Que sepamos entonces preparar el corazón, preparar el ánimo para la semana mayor.

Que la Virgen santísima de Luján te bendiga.

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