De niños nos acostumbramos en nuestra vida a recibir regalos. Nos acostumbramos también a tener tareas, por ejemplo la tarea de la escuela, y esto va acrentándose según nuestra misma edad –valga la redundancia– y nuestras propias responsabilidades.
También estamos dando respuestas, son signo de nuestra madurez no solamente física o evolutiva sino también intelectual, las respuestas que vamos dando, desde el responder a los estímulos, desde responder a nuestro nombre, hasta después diversas respuestas. Insisto, será ir creciendo con nuestra vida estos regalos que podemos llegar a recibir o no, las respuestas que demos y las tareas que podamos llegar a tener en nuestras vidas.
Dentro de esta gran variedad existe algo que es todo esto junto: que es don, que es tarea y que es una respuesta, y esto es la Fe. La Fe es fundamentalmente un regalo, es un don. No creemos porque queremos creer, creemos porque es una respuesta a una invitación de Dios. El que siempre toma la iniciativa es Dios y será una tarea nuestra, que movidos por el Espíritu Santo, vamos creciendo en esta fe. Pero siempre es un don y es una respuesta. Podemos decir que es una tarea en conjunto, el regalo de la Fe que hemos recibido en nuestro bautismo junto con la esperanza y la caridad, pero que se transforman automática e inmediatamente en respuesta.
Eso sí, dependerá de nosotros que esa respuesta y esas tareas se actualicen a diario.
Por ejemplo acabamos de celebrar, ayer 8, el día de la Santísima Virgen en su advocación de Luján. Es un don, es un regalo de Dios, el de la Virgen de haberse quedado. Y es una respuesta la nuestra el recibirla y el venerarla, y como eso tantas otras cosas, desde las más importantes en nuestras vidas hasta las nimiedades, que son tales y son cotidianas, pero no por ello dejan de ser importantes.
Quiera Dios que tengamos mirada de sorpresa. Recordemos siempre que el asombro es el inicio del filosofar, el asombro es el inicio del pensamiento.
Que nos asombremos a diario, que nos dejemos sorprender por Dios frente a sus regalos, que se conviertan en nosotros en unas respuestas de vida y en tarea.
Que la Virgen Santísima de Luján los bendiga.