“Y he venido a que se cumpla todo”, según dice el Evangelio de Mateo, capítulo 5º, versículos 17 y subsiguientes.
No ha venido Jesús a abolir la Ley, sino a darle pleno cumplimiento. Porque solamente cumpliendo la antigua ley, para la gente de ese momento, era posible prepararse para recibir en nuevo mandamiento.
Hoy por hoy carece de sentido seguir cumpliendo con las antiguas normas, leyes o reglas, porque ya tenemos el mandamiento nuevo del amor. Pero en la época de Jesús era menester cumplir a rajatabla, hasta lo último, todo lo que se había enseñado para que preparando así el corazón, el oído, el alma y la vida, se pudiera recibir el mandamiento nuevo.
Nosotros tenemos el camino ya hecho, tenemos ya el mandamiento nuevo y estamos mandados a cumplir con él. Y con cumplirlo como Jesús quiere ya tenemos suficiente, sin necesidad de estar cumpliendo cosas antiguas. Las cosas antiguas eran para ser cumplidas al pie de la letra antes de escuchar el nuevo mandamiento. Ahora que lo tenemos, escuchándolo debemos llevarlo a la práctica.
Quiera la Virgen Santísima de Luján no solamente darnos un oído atento para escuchar lo que debemos hacer sino fundamentalmente tener la fortaleza para llevarlo a la práctica.
Que Ella nos acompañe, proteja y bendiga.