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De la oscuridad a la luz

Hemos tenido experiencias cercanas de oscuridad en estos días, en que parecía que se terminaba el mundo. Tuvimos varias horas en el país y en el cono sur de América sumidos en la oscuridad, por una falla humana o técnica.

Y también hemos experimentado la noche más larga del mundo, porque hemos comenzado el otoño y en algunos lugares ha amanecido a las 10 de la mañana, como en Ushuaia. Y a partir de hoy todos los días un minuto menos hasta llegar a la primavera y luego el verano para marcarnos el día mas largo del año.

Nos cuesta vivir en la oscuridad aunque muchas veces nos terminamos acostumbrando. Lo malo es cuando esa oscuridad no es solamente física sino moral, y nos acostumbramos a vivir moralmente a oscuras, tanto que a tientas nos movemos, caminamos y en la oscuridad encontramos las cosas que buscamos.

Es penoso cuando esto acontece porque se nos ha oscurecido la conciencia. Uno de los primeros efectos del pecado mortal es confundir la conciencia, confundir lo que está mal con lo que está bien y relativizar todo. El dicho reza que en la oscuridad todos los gatos son pardos y esto puede ser cierto, confundimos todo. Por eso Jesús nos invita a ser hijos de la luz. El hijo de la luz actúa y vive en la luz. Y vivimos en la luz cuando servimos a un solo Señor, cuando buscamos las cosas del Cielo, y consideramos que el resto se nos dará por añadidura. Cuando ponemos nuestro afán en las cosas de cada día.

Esto, según el Evangelio de hoy, de Mateo, capítulo 6 versículos 24 al 34. El servir a dos señores nos lleva muchas veces a elegir vivir en la oscuridad, buscar la más fácil, la conveniencia, el zafar, cuando en realidad buscamos vivir en la luz que es la libertad de los hijos de Dios. Este es un camino que se aprende y que conlleva toda nuestra vida. Buscar y vivir en la luz y en la libertad de los hijos de Dios es una tarea de todos los días. Pero a cada día le basta su propio afán, como dice la Escritura, le basta que vivamos en la presencia de Dios.

Que en esta búsqueda nos acompañe la Virgen de Luján. Que Ella te bendiga.

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