Lo prometido es deuda. Hemos regresado como habíamos anunciado a este espacio nuestro, en el que la idea es compartir la Palabra de Dios.
Este domingo se nos invita a reflexionar el Evangelio de San Lucas, capítulo 12 versículos 13 al 21, en un día muy significativo, ya que es San Juan Bautista María Vianney, patrono de todos los curas parrocos. Así que saludamos a todos los curas párrocos de las comunidades a las que llega este mensaje.
Y el título de esta columna, «¿Para quién será todo esto?» hace referencia a una parábola que Jesús enseña a partir de la cual se habla de una persona que vive acumulando riquezas y se dice a si mismo, alma mía tienes muchos bienes almacenados para muchos años, descansa, come y bebe y date buena vida, y esa misma noche muere. Y la pregunta que queda dando vueltas es para quién será todo esto que amontonaste.
Es la misma pregunta que podemos hacernos nosotros cuando vivimos amontonando una serie de «riquezas» que muchas veces no son materiales. Pueden ser espirituales pero no son Dios. Son nuestros criterios, nuestros modos de pensar, nuestras opiniones, nuestro entendimiento de la verdad, son riquezas que vamos acumulando, pero cuando muramos para quién será todo eso… Cuando debemos presentarnos ante la presencia de Dios nuestro Padre…
De allí esa hermosa admonición atesoren tesoros en el Cielo, dice el Señor. Atesoren cosas que sean para el Reino de los Cielos, donde –cómo dice la Escritura– no hay hollín que lo corrompa, ni herrumbre que lo eche a perder.
Que la Virgen Santísima de Luján, en este hermoso domingo en el que nos reencontramos, nos ayude a darle importancia a lo que realmente lo es, y lo que no, como dice el dicho agua que no has de beber déjala correr. Acumulemos tesoros en el Cielo.
Buen domingo. Solos, acompañados, en familia, con amigos, pero siempre con Jesús en el corazón.