es lo que le dice Jesús a una mujer que le pide un milagro y con la que tiene un tira y afloje, porque Jesús no quería convertirse solo en un “hacedor de milagros”. Así lo relata el Evangelio, en Mateo, capítulo 15 versículos 21 al 28. Pero ante la insistencia de la mujer Jesús le dice Qué grande es fu Fe, que se haga lo que vos pedís, y en ese momento su hija queda curada.
Jesús nos quiere enseñar la insistencia de la oración, más allá de nuestros merecimientos.
Cuando pedimos algo que es bueno para nosotros, que nos hace bien y nos va a hacer llegar a la vida eterna, el Señor lo concede, por más dificultoso que eso sea. Por eso es necesario tener una certeza grande, una Fe grande.
Por eso la alabanza de Jesús. Qué bueno sería que el Señor diga de nosotros qué grande es nuestra Fe, cuando nos arrimamos a la oración con la certeza de que lo que estamos pidiendo ya lo hemos conseguido.
Qué grande es nuestra Fe. Fe que por ser una virtud crece con nosotros con hábitos de actos de Fe. La repetición de actos de Fe hace crecer en nosotros la virtud. Con nuestra oración, lo que hemos pedido ya lo hemos conseguido.
Qué grande es tu Fe, como le dijo el Señor, también de otra manera, a quien hoy celebramos, San Cayetano, el patrono del trabajo.
Que cuando pidamos para nosotros pan y trabajo lo hagamos con profunda y verdadera Fe.
Que la Virgen Santísima de Luján nos acompañe.