Ayer charlábamos del seguimiento y de lo que implicaba seguir a Jesús, y hoy reflexionamos el Evangelio de Juan capítulo 12 versículos 24 al 26, donde la temática es la misma pero ya viene con la recompensa: El que me siga y me sirva, estará donde yo esté.
El seguimiento de Jesús no implica quedarnos solos y a la deriva, sino que implica –si bien renuncia y un cambio de mentalidad, en el modo de decir de Pablo una metanoia–, que no nos quedemos solos.
Nos hace tener un lugar donde está el Maestro. Donde Yo esté estará mi servidor. Y esta es la promesa de Jesús que nos alienta a seguir caminando, a seguir adelante.
En momentos de duda, de dificultad, de oscuridad, quiera Dios que nos acordemos de esto.
Y hoy sábado que la Iglesia lo dedica siempre a la Virgen Santísima, pidámosle a Ella que no nos decaigamos, que no nos desanimemos, que recordemos que el seguimiento de Jesús, este hacernos semejantes a El, este cambio de mentalidad, nos lleva no a estar solos sino a saber que donde está el Maestro estaremos también nosotros.
Que Ella, la Virgen de Luján, nos acompañe, sostenga y bendiga.