La situación es que comienza Jesús a dialogar con Simón Pedro y le pregunta que le parece sobre el pago de los impuestos, y después de una disquisición Jesús lo envía a pescar y que del primer pescado que saque va a haber una moneda y le dice Paga por ti y paga por mí.
Le hace pagar por los dos.
No debería haber confrontación entre la ley de los hombres y la ley de Dios. No deberíamos jugarnos esta pasada entre nosotros pensando que la ley de Dios dice otra cosa. Normalmente la ley de los hombres no va en contraposición, y la ley de Dios –que es más amplia y abarcativa– encontrará en lo que se llama «la ley positiva» una aplicación a lo de todos los dias. De allí que los primeros principios de la filosofía, haz el bien y evita el mal, se desarrollarán luego en circunstancias de la vida y convivencia cotidiana.
Acabamos de salir, ayer domingo, de una obligación, un deber y un derecho, que es el deber de elegir a quienes nos gobiernan. Podemos y debemos cumplir con la ley de los hombres, como podemos y debemos cumplir con la ley de Dios.
Como le dijo Jesús a Simón Pedro, toma esta moneda, paga por ti y por mí. No demos vueltas en historias y siempre estemos dispuestos a cumplir con la ley de los hombres, siempre que estas no se contrapongan a la ley de Dios. Y que cuando tengamos una conciencia perpleja, sea la Virgen Santísima de Luján la que nos acompañe a encontrar el camino. Que Ella nos bendiga.